Lo que significa el coronavirus para un embarazo, y otras cosas que deben saber las madres embarazadas y nuevas

Es probable que la experiencia que esperaba tener sea bastante distinta a la que vivirá realmente. La clave para mantener la cordura es estar lo más lista posible y arrojar los planes ya organizados por la ventana.

Lo que significa el coronavirus para un embarazo, y otras cosas que deben saber las madres embarazadas y nuevas

En los próximos tres meses, casi un millón de mujeres en los Estados Unidos darán a luz a casi un millón de bebés: un gran grupo de pacientes por lo general sanos, pero altamente vulnerables, que entrarán a un sistema hospitalario que está a punto de comenzar un periodo de presión sin precedentes. No es sorpresa que las embarazadas se encuentren algo ansiosas. Las mujeres que están en su tercer trimestre de embarazo y darán a luz durante la epidemia, están casi frenéticas.

Es difícil permanecer en calma cuando la información confiable es casi tan escasa como las mascarillas N95; además, los proveedores de atención prenatal están tan ocupados actualizando sus procedimientos, que se les dificulta contestar hasta las más básicas consultas de sus pacientes. En los últimos días me dediqué a recopilar la información más actualizada acerca del coronavirus en cuanto al embarazo. En ese sentido, tuve comunicación con médicos, enfermeras, parteras y asistentes de parto que he llegado a conocer por cubrir los temas de salud y mortalidad materna que formaron el proyecto “Las madres perdidas”, de ProPublica. A continuación encontrará respuestas a las preguntas más urgentes (pero tenga en cuenta siempre que debe consultar a su médico para su situación en particular).

Avance revelador: si está embarazada actualmente, es muy posible que la experiencia que esperaba tener durante su parto vaya a ser bastante distinta a la que tendrá en la realidad. Su periodo de posparto será incluso más aislado y estresante que lo que habría sido en otras circunstancias. Los proveedores de atención de obstetricia están reinventando la atención de maternidad en tiempo real, con el fin de lograr la protección de usted, de su bebé y de ellos mismos.

En cuanto a las madres embarazadas y sus seres queridos, la clave para mantener la cordura es estar tan preparados como sea posible para lo que se avecina, y eso incluye la posibilidad de que deban arrojar por la ventana los mejores planes que ya habían organizado. “Para un parto, la persona debe saber que las cosas pueden cambian en cualquier momento, y que es necesario ser flexibles”, dijo Rina Ríos, educadora prenatal e instructora de asistentes de parto de la ciudad de Nueva York. “Podrá tener su lista de lo que desea, y al final podría obtenerlo todo o nada. Lo que sucede actualmente (con COVID-19) es igual, pero más drástico”.

Las buenas noticias, dijo Christina Han, especialista en embarazos de alto riesgo y profesora de la facultad de medicina en la Universidad de California en Los Ángeles, son que: “no hay evidencia de que las embarazadas sean más susceptibles al COVID-19 que cualquier otro adulto sano regular”. Al mismo tiempo, no contamos con mucha información al respecto, aparte de menos de tres docenas de casos reportados en China, y los sucesos anecdóticos de otros países con focos epidémicos que monitorean actualmente los médicos estadounidenses a través de herramientas como WhatsApp. (Se acaba de iniciar un registro para cuantificar los casos en los Estados Unidos).

Las malas noticias son que, en base a las experiencias que se vienen dando desde hace tiempo con otras enfermedades respiratorias como la influenza y el SARS, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades advierten que contraer el coronavirus al estar embarazada podría hacerla más vulnerable ante problemas respiratorios graves como pulmonía, en comparación con otras mujeres en edad fértil que se infecten. Lo anterior es debido a que las embarazadas ya tienen el ritmo cardíaco más elevado, una capacidad pulmonar menor, y lo que un médico denominó como el “sistema inmunitario distraído”. También podría haber un mayor riesgo de abortar espontáneamente y de dar a luz en forma prematura, señaló el Dr. Romeo Galang, ginecólogo obstetra del equipo de respuesta de emergencia de los CDC para COVID-19. Hasta ahora no se han reportado muertes maternas relacionadas con COVID-19.

Más buenas noticias: el virus no ha sido detectado en líquido amniótico, ni en sangre del cordón umbilical, tejido de placenta, o leche materna; eso significa entonces que no hay “transmisión vertical” (usted no se lo pasará a su feto). También difiere de otro virus reciente que ocasionó una gran angustia entre las madres embarazadas y los funcionarios de salud pública. “Con el virus del Zika, sabíamos que había transmisión y comenzamos a ver defectos congénitos de inmediato”, dijo el ginecólogo obstetra de Houston Rakhi Dimino, supervisor de maternidades de varios estados. En el Reino Unido se informó acerca de por lo menos un recién nacido con COVID-19, lo cual sugiere que los bebés lo contraen de la misma manera que todos los demás, a través de goteo en la respiración que puede provenir, incluso, de una madre infectada. Hasta esta semana, los funcionarios habían informado que los casos en menores eran raros y relativamente leves. Sin embargo un estudio nuevo e inquietante, realizado en China con 2,100 niños con COVID confirmado o sospechado, encontró que un 6% se enfermó gravemente. La mayoría de los niños más enfermos eran menores de cinco años y aproximadamente una tercera parte de ellos eran menores de un año.

Este consejo es igual que para todos, aunque aún más importante. “Maximice su sistema inmunitario y evite cualquier situación en la que se vea bajo un mayor riesgo de infectarse”, dijo Amy VanBlaricom, vicepresidente de operaciones clínicas del grupo de hospitales Ob Hospitalist Group, y encargada de supervisar las unidades de maternidad de varios hospitales del área de Seattle, los cuales se han visto en el centro del brote de COVID-19 de esa localidad. “En ese sentido, evite multitudes grandes, evite a personas enfermas. Lávese las manos”. (Aquí encontrará más consejos parecidos recién publicados en la página web de JubelHealth, la cual se especializa en temas de fertilidad). VanBlaricom agregó que no es demasiado tarde para vacunarse en contra de la influenza, si aún no lo ha hecho. “Es importante que las embarazadas, o las mujeres que esperan embarazarse, hagan todo lo posible para fortalecer al máximo su sistema inmunitario”. La vacuna para la influenza no es peligrosa durante el embarazo ni el periodo de lactancia, añadió, y la otra ventaja es que “la inmunidad también se le transmite al bebé”.

No hace falta decir que, si es posible, las embarazadas deben evitar ir a trabajar en ambientes médicos o en lugares en los que enfrentarían un mayor riesgo de infectarse. La semana pasada, durante una llamada en conferencia, Galang, de los CDC, indicó que “las instituciones deben por lo menos considerar limitar la exposición de las embarazadas de su personal, y que …eso podría ser especialmente importante durante procedimientos de alto riesgo que generen gotas procedentes de la respiración”. En realidad, ciertos hospitales y consultorios con carencias de personal y recursos se han visto lentos en implementar estas pautas. (Si conoce alguno, mis colegas y yo deseamos saber de usted).

En efecto, los proveedores se han apresurado para crear opciones virtuales y de telemedicina, destinadas a proteger a su personal así como a sus pacientes. Sus clases de cuidado prenatal y para partos ya se comenzaron a transmitir por YouTube, Zoom y Skype. Es más importante que nunca que no deje de comunicarse con su equipo médico. Si no se ha inscrito en el portal de atención de pacientes en línea de su proveedor, ahora es el momento. (Cuando esté allí, descargue o tome una captura de pantalla de toda la información que hay en su expediente médico, y asegúrese de mantenerse al tanto de la misma después de cada consulta o llamada; imprima copias de su expediente y guarde versiones digitales en todos sus aparatos, así como fotografías de todas las etiquetas de sus medicamentos y todo lo demás que quiera que sepan todas las personas que la atiendan).

Espere que todos sus chequeos prenatales básicos, así como las demás consultas que generalmente se llevaban a cabo en un consultorio médico con una caja de pañuelos desechables a la mano, como en el caso del asesoramiento genético, ahora se lleven a cabo por teléfono o FaceTime. Debido a que debe monitorearse a sí misma mucho más que antes, sería ideal que el botiquín de su casa cuente con un medidor de presión sanguínea y tiras de análisis de orina, las cuales son esenciales para detectar la hipertensión inducida por el embarazo, llamada preeclampsia. Esta es una de las complicaciones más comunes y peligrosas durante la gestación, que puede hasta poner la vida en peligro. Hable con su proveedor de atención médica acerca de qué tan seguido debe usarlas y qué señales debe detectar.

Es probable que las citas en persona sean más cortas y se sientan más superficiales. Debe planear acudir a estas sin la amistad o pareja que normalmente la apoyaría o hablaría por usted, así que mantenga una lista constante de todas sus preguntas e inquietudes y coméntelas durante la consulta o llamada. La clínica de maternidad The Birth Place, que dirige Jennie Joseph y se encuentra a 30 minutos de Orlando, Florida, es famosa por su ambiente acogedor y los resultados impresionantes que ha tenido con mujeres de color que cuentan con bajos recursos (las cuales tienen el mayor riesgo de padecer complicaciones maternas y en los recién nacidos). Sin embargo, Joseph tuvo que prohibir las consultas sin cita previa, reorganizar el horario de visitas, y requerir que se les tome la temperatura a todos los visitantes. “Normalmente nuestra meta es incluir a los niños”, señaló, pero en estos momentos, “nada de niños, desafortunadamente”.

Esta es la verdad acerca de la atención prenatal en los Estados Unidos: no existe mucha evidencia científica buena acerca de cuánto se debe monitorear a una mujer embarazada sana, ni acerca de la mejor forma en la que deba obtener esa atención. El aspecto positivo es que usted y sus proveedores tienen más flexibilidad de la que podría esperar para ajustar o reducir su calendario de consultas sin crear riesgos, tanto para usted, como para su bebé. Eso incluso libera recursos para otras futuras madres que necesiten mayor vigilancia.

Antes de la pandemia, una madre futura típica de los Estados Unidos podría programar de 10 a 13 consultas prenatales y varios ultrasonidos. En estos momentos, y en lo relativo a mujeres con bajo riesgo, “si está en una etapa temprana del embarazo, lo más probable es que, en lugar de verla cada cuatro semanas, la revisaríamos cada seis”, dijo Judette Louis, directora del departamento de ginecología y obstetricia de la Universidad del Sur de Florida, y presidente de la Sociedad para Medicina Materna y Fetal. Es posible que se tengan que reducir las consultas en persona, incluso hasta para las mujeres que van en su noveno mes, y que a menudo reciben el consejo de ser revisadas por su ginecólogo obstetra semanalmente. De igual manera, parece que la mayoría de los estudios de ultrasonido no son necesarios para gran parte de las mujeres con bajo riesgo, lo cual contradice cosas que se leen en los libros con el tema del embarazo. Los ultrasonidos más importantes para toda paciente se administran a fines del primer trimestre (entre las 11 y las 13 1/2 semanas), con el fin de detectar anomalías genéticas y fetales. Esos son seguidos por un escaneo anatómico a mediados del embarazo (entre las 18 y las 22 semanas).

Las cosas son distintas para las mujeres con embarazos complicados, aunque mucho depende del perfil de riesgo de la paciente: alguien que se considere de alto riesgo solo por tener 36 años, no queda en la misma categoría que alguien con alta presión sanguínea, diabetes, asma o gemelos. Aunque ciertas consultas para estos embarazos de alto riesgo (como las relacionadas con la alimentación) se puedan llevar a cabo virtualmente, muchas deben ser en persona. En ese sentido, asegúrese de que todos los miembros de su equipo trabajen juntos para minimizar el tiempo y la exposición en el consultorio. “El peor de los casos sería que las mujeres con alto riesgo dejen a un lado su atención prenatal sin conversar primero con su médico”, dijo la especialista en medicina fetal y materna Cynthia Gyamfi-Bannerman, que también es codirectora del Centro de Nacimientos Prematuros del Centro Médico de la Universidad Columbia.

Las mujeres que tienen un alto riesgo de complicaciones también necesitarán monitoreos más frecuentes con ultrasonido. Sin embargo, Brian Iriye, un especialista en embarazos de alto riesgo de Las Vegas y expresidente de SMFM, advierte que las mujeres no deben depender de centros de ultrasonido sin acreditación para evitar contraer una posible infección de COVID-19 en un hospital o consultorio médico. Esos lugares “podrían no estar limpiando el equipo de la manera [debida]. El equipo podría no estar actualizado. El personal quizás no tenga el mismo estándar en cuanto a capacitación”. (Aquí puede ver cómo enterarse si un centro está acreditado).

Para obtener más detalles acerca de lo que pueden esperar las mujeres con embarazos de alto riesgo, vea estas pautas y directrices recién publicadas por especialistas expertos en maternidad de los Estados Unidos e Italia. Estas son las pautas clínicas para el COVID-19 dictadas por el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, así como las instrucciones para entrar gratuitamente a la biblioteca educativa sobre el COVID-19 de SMFM.

También se incluye este anuncio de servicio público de su ginecólogo obstetra: no caiga en la tentación de meter la botella de desinfectante de manos o un rollo de papel del baño en su bolsa. Su proveedor no puede protegerla, ni a los otros pacientes, si no se puede proteger a sí mismo.

Eso depende, en parte, del proceso en que se encuentre. El pasado 17 de marzo, la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva recomendó que los médicos y las clínicas de fertilidad suspendan todos los ciclos de tratamiento nuevos durante la crisis del COVID-19. Estos incluyen fertilizaciones in vitro, inseminaciones intrauterinas y congelamiento de óvulos. Esos proveedores deben “considerar seriamente cancelar todas las transferencias de embriones, tanto frescos como congelados”, agregó la Sociedad. Asimismo, la Sociedad invitó a las clínicas de FIV a que hagan lo que los demás proveedores médicos han implementado: suspender cirugías opcionales y procedimientos de diagnóstico no urgentes; minimizar la interacción entre personas; y aumentar el uso de las asesorías de salud a distancia (telesalud).

Sin embargo, las pautas indican que las pacientes que se encuentren “en ciclo” en estos momentos, o que requieren estimulación ovular urgente (por ejemplo, porque están a punto de recibir quimioterapia o radiación para cáncer, la cual podría dejarlas infértiles), pueden continuar con sus tratamientos de fertilidad. “También entendemos la aspiración que tienen nuestras pacientes para lograr embarazarse dentro de un cierto límite de tiempo”, declaró la ASRM, “por lo que evaluaremos estas recomendaciones en forma regular, con la esperanza de reiniciar la atención completa de la fertilidad en cuanto sea posible”. Entretanto, debe comunicarse con su proveedor en cuanto sea posible para ver de qué manera podrían afectarle estas pautas a usted y a su familia.

“No se quede callada”, urgió la Dra. VanBlaricom de Seattle. “Si está en riesgo de haberse expuesto o tiene síntomas sospechosos, o si está dentro de una de las categorías de personas que deben ser analizadas, comuníquese con su médico personal para ver si debe hacerse una prueba”. Llame por adelantado para que el equipo médico pueda tomar precauciones adicionales, ya que podrían pedirle que permanezca en casa si tiene síntomas leves o indicarle que vaya directamente al hospital.

Si aún no lleva puesta una mascarilla cuando llegue (esto es una pista), asegúrese de pedir una, sobre todo si tiene síntomas respiratorios. Es de esperar que su proveedor la coloque en una habitación de aislamiento (en casos improvisados, eso podría ser un baño que se esté utilizando para tal fin), que le hagan análisis para detectar otros gérmenes respiratorios y, posiblemente, COVID-19 (suponiendo que presente los criterios establecidos por las autoridades de salud de su localidad y que haya pruebas disponibles). Si sus síntomas son leves, es probable que la devuelvan a su casa a esperar los resultados, con instrucciones de que permanezca en cuarentena por cuenta propia y de que se cuide como si tuviera influenza. La podrían enviar a su casa aun si tiene un resultado positivo y sus síntomas son leves, señaló el Dr. Han, especialista en maternidad. Sin embargo, es importante mantenerse atenta. Si comienza a tener dificultades para respirar, llame por teléfono inmediatamente a su ginecólogo obstetra, y acuda a donde le digan, probablemente a la sala de emergencias. Usted y su bebé serán vigilados cuidadosamente en el hospital hasta que quede fuera de peligro o dé a luz.

Ya sea que tenga un resultado positivo de COVID, o que permanezca como “persona bajo investigación”, es probable que cuando comience su trabajo de parto la coloquen en una habitación con presión negativa (en la cual se sella el sistema de ventilación en relación con el resto de las instalaciones), y que la atienda un grupo limitado de proveedores con equipo completo de protección personal (eso esperamos). En los casos que se reportaron en China, casi todas las mujeres que dieron a luz después de un análisis positivo, tuvieron cesáreas. Sin embargo, por lo general, la tasa de cesáreas en ese país es más alta que en los EE. UU., por lo que el tipo de procedimiento que usted tendrá dependerá de sus síntomas, de su médico y de las instalaciones médicas. En los hospitales de VanBlaricom, “las indicaciones para una cesárea serían las mismas, sin importar que la madre tuviera un resultado positivo o negativo de COVID-19”, indicó.

En el caso de muchas madres con COVID-19 positivo o sospechado, la gran dificultad será lo que ocurra después de que nazcan sus bebés. Los CDC recomendaron segregar a madres y recién nacidos por lo menos 14 días, ya sea en una habitación de aislamiento separada o, si eso no es posible, por medio de cortinas en la habitación de la madre que permitan mantener al bebé alejado por lo menos a seis pies de distancia. (La orden de separación se cancelará si el análisis de COVID-19 resulta negativo). Será posible amamantar debido a que parece que el virus no se transmite por la leche materna, aunque la madre deberá limpiarse muy bien y utilizar mascarillas y ropa protectora muy eficaces (habrá hospitales que les indiquen que se extraigan la leche). Hasta que se recupere, se le podría pedir que asigne a un familiar cercano para que se encargue de la atención principal del bebé como bañarlo, cambiarle los pañales y cargarlo piel con piel.

En el ámbito de la ginecología y obstetricia se están llevando a cabo debates fuertes acerca de la idea de programar inducciones de alumbramiento en mujeres con 39 semanas de embarazo, antes de su fecha, con el fin de controlar el momento del parto y, si es posible, evitar la carencia de camas de hospital que se avecina. Sin embargo, eso no significa que usted se vaya a ver forzada a dar a luz antes de que lo desee, ni presionada a tener una cesárea que no sea de emergencia, solo porque su trabajo de parto avanza lentamente, dijo Han. Permitir que una mujer entre en trabajo de parto en forma natural, en lugar de optar por inducirlo, reduce el tiempo que permanecerá en el hospital. Lo mismo pasa al facilitar un parto vaginal en lugar de recurrir a una cirugía innecesaria. En el hospital de Han, “estamos tratando de que haya partos vaginales lo más posible, porque podemos dar de alta a las madres más pronto”. Agregó que, tanto para las madres como para los hospitales, “vale la pena pasar unas cuantas horas extra en trabajo de parto, por los beneficios que se logran más adelante”.

Al mismo tiempo, muchos hospitales están fijando límites estrictos en cuanto a la cantidad de personas que pueden estar presentes durante el nacimiento, las cuales por lo general son una o dos, y a menudo sin excepciones en cuanto a personal experto en alumbramientos. Personas con quienes contarían las madres para ayudarlas durante las largas horas de dolor del parto. “Cada vez más, la madre tendrá que decidir si quiere a su asistente de parto, a su esposo, o a su hermana”, dijo Melissa Harley, educadora del proceso natal y presidente de la organización de asistentes de parto, DONA International, en Florida. “Entiendo completamente que los hospitales tengan que limitar a las personas adicionales, pero los asistentes de parto no son ‘visitas’. Somos una parte importante del equipo que atiende a la madre, brindando un apoyo emocional que también releva un poco al personal de enfermería”. Conforme empeora la crisis del COVID-19, agregó, su valor solo puede aumentar: “El sistema médico va a estar muy abrumado”.

Los hospitales también están restringiendo el movimiento de esos visitantes, nada de entradas y salidas, ni siquiera a comer ni a descansar si se alarga el trabajo de parto. Se les está prohibiendo la entrada a algunas asistentes de parto, a menos de que puedan comprobar su certificación. Harley habló con una asistente de parto en Seattle que recién ayudó en un alumbramiento que duró 31 horas, sin que pudiera llamar a un relevo. “Estamos pidiendo que la gente lleve ropa y alimentos adicionales, ya que, una vez que entramos a la sala de parto, podríamos no tener posibilidades de salir”. Esta es una opción que las asistentes de parto comienzan a adoptar: apoyo en persona durante las primeras fases del trabajo de parto, seguidas por Google Hangout o Skype cuando la cliente entra al hospital. (Este es un conjunto de herramientas que tanto las asistentes de parto como las embarazadas podrían encontrar reconfortantes).

Las restricciones de visitas después del parto son aún más estrictas. En muchos hospitales se han prohibido casi del todo. En algunos, hasta a las asistentes de parto se les pide que se vayan solo una hora después de nacer el bebé.

No se sorprenda si la atención de posparto en el hospital, incluido el apoyo de lactancia, se sienta más apresurada que antes de la era del COVID-19 (la cual de por sí ya era bastante inadecuada). Hasta un médico especialista en embarazos de alto riesgo aceptó que “todo estará diseñado para que todos puedan regresar a su casa en cuanto sea posible”.

En las últimas dos semanas, las parteras que dan servicio a domicilio, como Amber Berry, dedicada a atender nacimientos en el área de Houston, han visto una oleada de interés de parte de mujeres con temor a contagiarse de COVID-19. “Acabo de recibir una llamada de una mujer que tiene 39 semanas de embarazo, con fecha de alumbramiento en cinco días”. Esta madre tenía todos sus expedientes médicos y estaba dispuesta a comprometerse, así que Berry la aceptó de último minuto. Sin embargo, cuando comenzaron a llamarla otras madres preocupadas, la partera no accedió. “Buscaban un plan de respaldo en caso de que estuviera lleno el hospital”. Esa no es una situación agradable para los miembros de la comunidad de atención de maternidad.

La decisión de dar a luz en el hogar o en un centro independiente de alumbramiento, con el apoyo de parteras en lugar de médicos, no es para los poco entusiastas. Existen problemas de seguridad que se derivan de la falta de congruencia en la capacitación de las parteras, supervisión inadecuada y, en muchas partes de los Estados Unidos, una mala integración con el sistema médico (lo cual es importante, por ejemplo, si se vuelve necesario trasladar a la madre o al recién nacido al hospital, en virtud de una emergencia como hemorragias o problemas respiratorios). También está la realidad de lo que conlleva un nacimiento sin medicamentos, o sea, muchas horas de dolor intenso con intervención mínima para acelerar el proceso. Y luego está el costo. En muchos lugares, los seguros médicos no cubren los nacimientos fuera de los hospitales.

Además, únicamente las futuras madres con pocos riesgos y que ya hayan tenido embarazos sin complicación alguna, son candidatas para hacer el cambio. Eso elimina a las mujeres con alta presión sanguínea, diabetes crónica o gestacional, condiciones preexistentes como epilepsia o hepatitis B, y, en muchos lugares, las que han tenido cesáreas anteriores o que están embarazadas con gemelos. “La lista de mujeres que no puedo aceptar es bastante larga”, dijo Berry.

Uno de los problemas principales de cambiar de proveedor a mediados o finales del embarazo, es que se provoca un corto circuito en el proceso típico del trabajo con parteras. “En ese modelo, es muy importante para nosotros dedicar tiempo para desarrollar una relación de confianza con nuestras clientes”, dijo Wendy Gordon, quien atiende partos en un centro de alumbramiento de Seattle y dirige el departamento de parteras de la Universidad Bastyr. Eso típicamente incluye convivir mucho más tiempo con las futuras madres, en comparación con lo que sucede durante una cita con el ginecólogo obstetra. A veces dedicamos hasta una hora en cada consulta prenatal. Es crítico tener una buena relación si surgen problemas durante el trabajo de parto, por ejemplo. “Si decimos que ha llegado el momento de ir al hospital, la cliente debe tenernos suficiente confianza para aceptar”.

Los partos en casa podrían ayudar a las futuras madres a evitar exponerse al COVID-19 en un hospital, aunque podrían exponer a las parteras a personas y ambientes que las pongan a ellas en un mayor riesgo. El coronavirus las está obligando a efectuar los mismos tipos de cambios en sus prácticas, al igual que hospitales, doctores y enfermeras, y eso incluye menos atención en persona. Si una partera se expone al coronavirus, es probable que quede fuera de servicio durante semanas, y sus clientas podrían verse enfrentadas a una reorganización en un momento en el que “todo el equipo debe estar disponible”, dijo Gordon.

Incluso si no quiere dar a luz en su casa, quizás no sea mala idea planificar por lo menos la posibilidad, en caso de que no le quede otra opción. Estas guías breves del Colegio Americano de Enfermeras Parteras, con instrucciones “para dar al luz donde se encuentre” y en caso de emergencia, son útiles y a veces hasta tranquilizantes (asegúrese de revisar la lista de artículos que debe tener a su alcance).

No hay respuesta ni solución fácil, solo un reto increíblemente difícil encima de otro. Lo más probable es que ya esté haciendo lo básico, como comunicarse con otros padres a través de los medios sociales, hablar por FaceTime todo el tiempo, comprar lo más posible en línea. Los consejos ya muy sonados de siempre, como ¡duerma lo suficiente! y ¡dedíquese tiempo a usted misma! parecen estar muy desconectados del contexto de una pandemia en curso. A medida que las noticias se vuelven más difíciles, día tras día, la sensación de impotencia y desesperación podría solo empeorar.

Si aún no ha tenido al bebé, todavía tiene tiempo para determinar las maneras de enfrentar los trastornos masivos que se aproximan. Establezca dos prioridades: reunir a un nuevo grupo de apoyo, en su mayoría virtual, para que esas personas se mantengan al tanto de usted si su equipo de apoyo del Plan A se queda atorado en otro estado; y, entender la información básica para el cuidado de su salud, como, por ejemplo, las opciones de telemedicina que ofrece su pediatra para consultas de recién nacidos y lo que cubre o no cubre su seguro. Karen Hays, enfermera partera certificada y experta en preparación y respuesta de parteras en casos de desastre del condado de Seattle-King, señaló que este no es el momento de ser tímida con sus vecinos. “Creo que la gente realmente querrá ayudar si saben que hay un bebé nuevo en la cuadra, con padres nuevos necesitados”.

Tampoco es el momento de preocuparse por los efectos de los medicamentos antidepresivos o antiansiolíticos en cuanto al feto, o al amamantar a un recién nacido. El consenso entre médicos e investigadores es que es mucho más peligroso que se descontrole su salud mental, tanto para el bebé como para el resto de la familia y, por supuesto, para usted misma, que transmitir Prozac o Zoloft por el líquido amniótico o la leche. (Aquí puede encontrar un par de artículos útiles sobre este tema, así como un grupo de apoyo con muchos más recursos excelentes). Si está sufriendo, no titubee en consultar a su proveedor acerca de la posibilidad de tomar esos medicamentos. No obstante, las pastillas por sí solas no son lo ideal ni tampoco son suficientes, advirtió Catherine Monk, psicóloga perinatal de la Universidad Columbia, especializada en trastornos del estado de ánimo en embarazadas y madres nuevas. “A demasiada gente, sobre todo a las mujeres, se les recetan pastillas rápidamente sin proporcionarles herramientas para controlar la ansiedad. Hay evidencia que sugiere que cuando algunas mujeres optan por dejar el medicamento, realmente no han desarrollado ninguna habilidad para tolerar ese estado de ánimo. Solamente la han amortiguado”.

Por supuesto, poder costear ayuda profesional para manejar los problemas del ánimo en el periodo perinatal ya era bastante difícil cuando las cosas eran normales. Ahora, aun con el aumento de los servicios psicológicos a distancia, podría ser imposible. Monk recomienda varias herramientas relativamente fáciles (y gratuitas) del arsenal de la terapia cognitiva conductual que los investigadores han demostrado que son eficaces.

Indicó que una estrategia clave es reconocer que, cuando se siente ansiosa y deprimida, está viendo al mundo a través de lentes cubiertos de hollín, y que el mal humor hace que las malas noticias suenen aún peor. Una forma que ayuda a combatir el pesimismo, por lo menos por un ratito, dijo, es obligarse a tomar un breve descanso mental. “Por ejemplo, diga: ‘solo por 30 segundos voy a observar lo que huelo, lo que veo, lo que toco, lo que saboreo’. Es duro hacerlo durante 30 segundos, pero por lo menos practíquelo, cierre los ojos y quizás sienta la tela de sus pantalones o el sillón en el que está sentada. Mejorar esta habilidad es una estrategia útil que realmente puede ayudar”. (Estas técnicas de TCC también podrían ayudarle).

Otra preocupación para las mujeres después del parto es su salud física. “Sabemos mucho acerca de la mortalidad materna, y las [complicaciones graves] son ocasionadas directa e indirectamente por el aislamiento social”, dijo Neel Shah, ginecólogo obstetra y profesor asistente de obstetricia, ginecología y biología de la reproducción de la facultad de medicina de Harvard. “Durante un periodo de distanciamiento social y físico, eso puede exacerbar la dificultad”. Las mujeres en posparto ya “eran desde el principio un grupo de población vulnerable” agregó, “y están a punto de serlo aún más”.

Esto no solo se debe al coronavirus. Más que nunca, usted y su comunidad inmediata tendrán la responsabilidad de mantenerse alertas a los síntomas que puedan surgir después del parto, como dolores de cabeza, dificultades para respirar, fiebre e inflamación, los cuales pueden ser señales de problemas potencialmente fatales, como la preeclampsia de posparto, infecciones, coágulos o problemas del corazón. Esta lista de cuna con señales de alerta que hay que observar, fue creada por enfermeras que se especializan en salud materna y neonatal y puede realmente ser un salvavidas. También querrá marcar esta página web del 4th Trimester Project (Proyecto del cuarto trimestre). Y recuerde, “haga todo el ruido que necesite”, dijo Hays. “Mucha gente no llama a sus proveedores porque no desean molestarlos. Al contrario, eso hace que estos piensen que todo está bien, cuando en realidad no es así”.

Una cosa más: es de vital importancia que no se salte sus consultas de seguimiento regulares después de dar a luz, dijo Han, aunque las tenga que hacer en línea. Hasta las necesidades más urgentes, como infecciones en la incisión o en los senos, pueden monitorearse por FaceTime o Zoom. Es posible que no sean las opciones que desearían escoger las mujeres ni sus proveedores, pero tendrán que servir hasta que venga algo mejor. Todos tenemos que hacernos a la idea de que “estamos en un mundo nuevo” en lo relacionado con la atención de maternidad.

*Corrección del 19 de marzo de 2020: este reportaje indicó incorrectamente la profesión de Catherine Monk. Ella es psicóloga perinatal en la Universidad Columbia, no psiquiatra.*

Traducción al español: Mati Vargas-Gibson

Edición y corrección de estilo: Mónica de León

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