HOUSTON — Una tarde a mediados de junio, Analleli Solís caminaba de regreso a su casa luego de visitar a su hermano, quien vive cerca, cuando vio a una persona desconocida que se retiraba de la puerta de su modesta casa de ladrillo.
Solís se acercó a la mujer, quien le entregó un sobre.
Este contenía una demanda de Oportun, Inc., una empresa de préstamos personales a la cual Solís había acudido durante años cuando ella y su esposo no les alcanzaba para pagar la renta, reparar sus automóviles o salir de vacaciones.
Ahora, el prestamista estaba demandando a Solís para recuperar parte del dinero, exigiendo la suma de $4,196.23 incluyendo cuotas e intereses.
El sobresalto que sintió Solís pronto se convirtió en ira. Comentó que hace tres meses, cuando se atrasó con varios de sus pagos quincenales de $130, llamó a Oportun para avisarles que, debido al coronavirus, había perdido sus empleos de camarista en un hotel y en un restaurante de comida rápida, y que necesitaba ayuda.
Esta madre de 43 años de edad, con tres hijos, esperaba que la empresa entendiera.
Después de todo, ella había sido su cliente durante mucho tiempo. También dijo que su último préstamo con Oportun, para reparar su camioneta SUV entrada en años, había sido el quinto con la empresa desde 2013 y que nunca se había atrasado con ningún pago. El personal siempre había sido amable y servicial.
Oportun, una empresa de préstamos subpreferenciales de pagos a plazos, basada en el Valle del Silicio y con operaciones en 12 estados, también se proyectaba como aliada financiera de la comunidad de inmigrantes latinos, su clientela principal. También había creado una reputación como una alternativa más asequible y humanitaria que los prestamistas de día de pago. Tanto en su documentación empresarial como en su página web, la empresa —cuyo nombre representa la palabra “oportunidad”— anunciaba que trabajaba con prestatarios que enfrentaban problemas de flujo de efectivo fuera de su control. Tan solo dos semanas después de iniciar la pandemia, anunció un programa especial de adversidad con el cual se aplazarían las fechas de pago, siempre y cuando los clientes afectados notificarán a la empresa por adelantado.
Sin embargo, Solís comentó que, durante una serie de llamadas telefónicas, los agentes de Oportun le indicaron que no había nada que pudieran hacer para ayudarla, aunque su situación económica fuera particularmente grave, ya que su esposo también se había quedado sin trabajo poco antes. Solís dijo que no le ofrecieron un plan de pagos ni le mencionaron el programa de adversidad.
“Me siento impotente de que no les puedo pagar”, dijo Solís, quien inmigró desde México cuando era adolescente.
Solís es una de decenas de miles de prestatarios de Oportun que acabaron en un predicamento similar en años recientes, de acuerdo con una investigación de ProPublica y The Texas Tribune de varios meses, basada en más de un millón de documentos de tribunales texanos, cientos de páginas de informes financieros de la empresa y entrevistas con más de una docena de defensores de los derechos del consumidor, abogados y expertos de la industria.
Nuestra labor de reportaje reveló una empresa que atrae clientes al representarse como un benefactor de la comunidad de inmigrantes latinos, pero al mismo tiempo cobra tasas de interés altas, mantiene atados a los clientes como Solís con refinanciamientos constantes, y utiliza demandas judiciales de manera rutinaria para intimidar a los prestatarios atrasados a fin de que retomen sus pagos.
Un análisis de documentos judiciales de nueve de los condados más grandes de Texas, donde se encuentra la gran mayoría de los 80 kioscos y locales comerciales que opera la empresa en este estado, mostró que Oportun ha demandado a prestatarios con pagos atrasados más de 47 mil veces desde mayo de 2016 hasta fines de julio de este año. Eso representa un promedio de 30 demandas por día.
En lo que va de este año, Oportun ha presentado casi 10 mil demandas en contra de consumidores de esos condados, habiendo iniciado más de la mitad de esas reclamaciones después de que la Organización Mundial de la Salud declarara, a mediados de marzo, que el coronavirus era una pandemia.
Esa cantidad de demandas hace que Oportun sea la empresa de préstamos personales más litigiosa de Texas y, en general, uno de los cobradores de adeudos más litigiosos del estado durante este año. Solo la sobrepasan empresas más grandes como Conn’s HomePlus, Capital One y unos cuantos compradores de deudas no recuperadas de bancos y otros acreedores.
Cuando se le preguntó por qué demanda a tantos de sus clientes, sobre todo durante una pandemia, Oportun remitió a ProPublica y al Tribune a un blog que publicó recientemente el director ejecutivo de la empresa, Raúl Vázquez, en el cual menciona que han utilizado el proceso legal para reclamaciones menores “como mecanismo de último recurso para llegar a la pequeña minoría de nuestros clientes que se han retrasado con sus pagos y no respondieron nuestras llamadas, cartas, mensajes de texto o correos electrónicos durante varios meses, para que vuelvan a retomar sus pagos con nosotros”.
Según Oportun, ese fue el caso de Solís, , quien autorizó que la empresa comentara acerca de su cuenta.
“De acuerdo con nuestros expedientes, esta cliente no se comunicó con nosotros y no respondió a los diversos intentos que hicimos para contactarla”, dijeron por escrito,, añadiendo que “si un cliente nos informa que está afectado por la pandemia, entonces reúne los requisitos para nuestros programas de emergencia por la situación difícil”.
Vázquez dijo que la “pequeña minoría” de préstamos que acabaron en demandas judiciales representa menos de un 6 % del total de los últimos cinco años. Aunque no mencionó cuántas demandas representa ese porcentaje, señaló que con el tiempo se habían “convertido en una cifra importante”; también anunció que la empresa desecharía todos los casos pendientes, incluida la reclamación en contra de Solís, y que suspendería temporalmente la presentación de nuevas demandas de ese tipo. También prometió que reducirían el índice de demandas a sus clientes en un 60 %, y que limitarían las tasas de interés de sus nuevos préstamos a un 36 %, el porcentaje anual que los defensores de los derechos del consumidor consideran como máximo absoluto para préstamos personales pequeños (aunque la empresa dice que su APR promedio ya es del 36 %, ProPublica y The Texas Tribune encontraron que Oportun a menudo cobra tasas de hasta un 66.99 % en Texas y California).
El blog fue publicado después de que reporteros de ProPublica y The Tribune, así como de The Guardian, comenzaron a investigar las prácticas de cobranza de adeudos de Oportun en Texas y California.
“Nosotros siempre hemos diseñado nuestros productos y prácticas para beneficiar a nuestros clientes, así que nos preguntamos cómo podríamos servirlos mejor, en especial en la situación actual, mientras mantenemos nuestros compromisos con otros accionistas”, escribió Vázquez. “Después de amplias conversaciones y un apoyo entusiasta por parte de nuestros líderes y la Junta General, hemos decidido que podemos hacerlo mejor y hoy les escribo para compartir cómo intentamos hacerlo de manera permanente”.
Vázquez reconoció que su empresa se había convertido en el principal peticionario de reclamaciones de adeudos en los tribunales de casos menores de ambos estados. Aun así, el análisis de ProPublica y el Tribune muestra que Oportun ha presentado tantas demandas, que seguiría siendo uno de los cobradores de adeudos más litigiosos de Texas, aunque redujera sus reclamaciones de adeudos en un 60 %.
La empresa no permitió que Vázquez estuviera disponible para una entrevista ni que contestara una lista exhaustiva de preguntas que le enviamos en relación con su estrategia de cobranzas por la vía judicial y sus prácticas administrativas en general.
En su lugar, Oportun proveyó un párrafo resaltando sus altos índices de satisfacción de clientes y sus resultados de liquidación de préstamos. También dijo que había inscrito a más de 112 mil clientes en su programa de emergencia para aplazamientos por adversidad desde el comienzo de la pandemia, lo cual representa un saldo total de préstamos de más de $300 millones de dólares.
“[Oportun es] reconocido en forma constante como el defensor principal de los derechos del consumidor como una empresa que siempre trata bien a sus clientes”, dijeron en su comunicado. “Estamos orgullosos de haber comprobado que sí es posible prestar con responsabilidad en comunidades de bajos y moderados ingresos, así como recibir puntuaciones de satisfacción del cliente que a menudo están a la par con marcas muy apreciadas como Ritz-Carlton, Apple y USAA”.
No obstante, los mismos defensores de los derechos del consumidor, y otros grupos de asistencia legal que han reconocido a Oportun como un punto sobresaliente en el depredador mundo de los préstamos subpreferenciales, dijeron que los inquietaba el alcance de su actividad de cobranzas por la vía judicial. Aunque parezca baja la proporción de los préstamos de la empresa que terminan en demandas judiciales, mencionaron que esa tasa es mucho más alta que la de empresas semejantes, sobre todo por tratarse de un prestamista que se proyecta a sí mismo como benefactor flexible. El análisis que llevaron a cabo ProPublica y el Tribune acerca de la iniciación de préstamos de la empresa, muestra que su tasa de presentación de reclamaciones de un 6 %, bien podría representar más de 100 mil demandas.
Los defensores de los derechos del consumidor y los grupos de ayuda legal también señalaron que durante años la empresa ha tenido certificación como Institución Financiera de Desarrollo Comunitario, un nombramiento federal prestigioso que se otorga a bancos, cooperativas de ahorro y crédito, y otros prestamistas con clientelas de bajos ingresos o de comunidades de color carentes de recursos; incluso añadieron que sus prácticas de cobranzas son una burla en cuanto a este título.
Ann Baddour, directora del Proyecto de Servicios Financieros Justos (Fair Financial Services Project) de Texas Appleseed, un grupo sin fines de lucro y defensor de derechos, dijo que el alcance de la actividad de cobranzas legales de Oportun es “realmente problemático”.
“Por lo general, los hemos visto como un participante positivo en el mercado, por eso me impresionó mucho verlos como uno de los principales demandantes”, dijo Baddour cuando se le presentaron los resultados de la publicación. “Esperamos que revisen sus prácticas de cobranza y traten de alinearlas con la misión de desarrollo comunitario que han enfatizado durante mucho tiempo como fundamento de su modelo empresarial”.
Baddour está familiarizada con Oportun en particular ya que, junto con Vázquez, fue miembro de la Junta de Asesores de la Agencia de Protección Financiera del Consumidor (Consumer Financial Protection Bureau), organismo federal de vigilancia que se estableció después de la crisis financiera de 2008 con el fin de proteger mejor a los estadounidenses en contra de las prácticas crediticias abusivas.
Otros defensores del consumidor dicen que las medidas que anunció Vázquez no abordan lo que ellos perciben como la raíz del problema: Oportun presta dinero a personas que no pueden pagar, y no solo durante la pandemia. Eso es evidente tanto por el gran volumen de sus demandas como también por su práctica de refinanciar préstamos de alto interés, lo cual hace que parezca que los prestatarios liquidaron su adeudo, pero en realidad los mantiene atados, a veces durante años.
“Cuando vimos el anuncio, no necesariamente abrimos las botellas de champaña de inmediato”, dijo Kiran Sidhu, abogado del equipo de políticas estatales del Centro de Créditos Responsables (Center for Responsible Lending), el cual estableció con el apoyo de la Fundación Sandler. (La Fundación Sandler proporcionó la mayoría de los fondos iniciales de ProPublica y sigue siendo uno de sus contribuyentes principales).
Oportun, originalmente llamada Progreso Financiero, fue fundada en 2005 por James Gutiérrez, nieto de inmigrantes mexicanos que lanzó la empresa cuando cursaba su maestría en administración de empresas en la Universidad de Stanford. Su visión era ayudar a que los inmigrantes latinostuvieran acceso a servicios financieros convencionales, así como demostrar que los préstamos subpreferenciales sin colateral se podían hacer de manera compasiva y lucrativa con el respaldo correcto.
“Deseaba tener un mayor impacto sobre nuestros problemas sociales en Estados Unidos, y quería hacer algo que ayudara a la comunidad hispana a encontrar oportunidades económicas”, comentó Gutiérrez durante una entrevista en Bloomberg TV en 2009, el año en que cumplió 32 años.
Mientras que sus compañeros de posgrado se unían a fondos de inversión en Wall Street, Gutiérrez ponía mesas plegadizas en la entrada de supermercados latinos en California, y se dedicó durante un año y medio a demostrarles a inversionistas ángeles que tendría éxito otorgando préstamos a personas con ingresos modestos e historiales crediticios insignificantes, a través de un sistema de puntuación que tomaba en cuenta cientos de atributos únicos para determinar la probabilidad de que un solicitante pagaría un préstamo.
Aunque nunca logró llegar a un punto de equilibrio financiero, tuvo suficiente éxito.
Antes de dejar la empresa a principios de 2012, Gutiérrez —quien fundó otra firma competidora un año después— había cerrado tratos de decenas de millones de dólares de financiamiento nuevo de parte de importantes participantes como Madrone Capital, dirigida por el hijo mayor de Sam Walton, el fundador de Walmart, así como Greylock, conocida por sus inversiones tempranas en empresas tecnológicas como Facebook. Las infusiones de capital financiaron la apertura de docenas de kioscos y locales en California y Texas, los estados con más población latina.
La semana después de que dejó la empresa, Gutiérrez comentó al Los Angeles Times que Progreso estaba finalmente a punto de lograr su rentabilidad. Pero eso no sucedería por años, incluso después de que Vázquez tomara las riendas.
Bajo la dirección de Vázquez, la empresa se expandió a 10 estados adicionales, comenzó a ofrecer préstamos para automóviles y una tarjeta de crédito propia de Oportun, y rediseñó completamente la marca y sus estrategias de mercadotecnia y relaciones públicas. La empresa salió a la bolsa de valores en septiembre pasado.
Hasta la fecha, ha otorgado más de 3.9 millones de préstamos por un total de más de $9 mil millones de dólares. De acuerdo con su primer informe anual, tenía casi 800 mil clientes activos a finales de 2019.
Gracias a esa expansión, sus ganancias han aumentado durante los últimos años y la empresa ha contabilizado rentabilidad antes de impuestos durante cinco años consecutivos. Sin embargo, los informes empresariales muestran que, aunque se hayan disparado sus gastos de operación, sus ganancias han sido modestas e irregulares.
Durante los dos primeros trimestres de 2020, las ganancias netas de Oportun se redujeron en $50 millones en comparación con el mismo periodo de 2019, como parte de las extensas repercusiones económicas de la pandemia de COVID-19.
En el informe de fin de año que presentó a la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. en 2019, Oportun expuso los retos financieros que tenía por delante, señalando que necesitaría seguir expandiéndose rápidamente para “alcanzar y aumentar su rentabilidad”.
Aunque tuviera éxito, indicó, “es posible que no logremos mantener o aumentar nuestro nivel de rentabilidad a largo plazo”.
Hace casi una década, Texas Appleseed —el grupo de Baddour— destacó a Oportun en un informe como uno de varios participantes no bancarios que trataban de ofrecer préstamos asequibles de pequeñas cantidades. No obstante, el informe también mencionó que pocos de estos habían logrado tener un tamaño significativo.
Muchas estadísticas indicarían que Oportun está cambiando esa tendencia. Durante los últimos cinco años, la empresa añadió cientos de locales comerciales en todo el país, y ha aumentado su clientela activa a más de 300 mil personas desde 2016. En un informe que anunciaba su oferta pública inicial, indicó que la gran mayoría del dinero prestado se había saldado.
“Nuestro historial como prestamista responsable es claro; historicamente, el 92 % de nuestros clientes nos ha pagado a tiempo y por completo”, dijo Oportun en una declaración enviada a ProPublica y el Tribune, en la cual añadió que sus supuestos índices de pérdida se comparan favorablemente con los de los prestamistas preferenciales.
Sin embargo, los defensores de los derechos del consumidor dicen que la gran cantidad de demandas judiciales que Oportun está presentando plantea una pregunta: ¿bajo qué circunstancias se están liquidando estos préstamos?
La empresa no quiso decir cuánto dinero había recuperado después de “reconectarse” con los clientes a través del sistema judicial. Asimismo, la investigación de ProPublica y el Tribune descubrió que la empresa tiene otros métodos para retener a los prestatarios, mismos que los defensores de los derechos del consumidor describen como dudosos.
En su “Programa del buen cliente”, Oportun permite que los prestatarios obtengan préstamos mayores con tasas de interés más bajas, lo cual típicamente se traduce en pagos mensuales de menor cantidad. Para cumplir con los requisitos, el prestatario no debe haberse atrasado nunca con un pago, debe haber mantenido su préstamo actual durante un año o pagado un 40 % del adeudo.
“Si el cliente sigue con nosotros, le damos más capital y reducimos su tasa de interés”, dijo el mes pasado Vázquez, director ejecutivo de Oportun en una entrevista con Financial Health Network (Red de Salud Financiera), una organización sin fines de lucro. Vázquez también indicó que el prestatario promedio de Oportun tiene 42 años de edad y una familia qué mantener con un salario anual de $45,000. “El cliente debe ver un beneficio por desempeñarse bien con su préstamo”.
Sin embargo, los abogados y defensores de los derechos del consumidor señalan que el programa puede atrapar a los consumidores en un ciclo de deuda, debido a que vuelven a establecer préstamos potencialmente inasequibles en repetidas ocasiones y acaban por pagar más en intereses que por el capital.
“En términos generales, un modelo que empuja el refinanciamiento no es una buena idea”, dijo Lauren Saunders, directora asociada del Centro Nacional de Derecho del Consumidor (National Consumer Law Center). “El refinanciamiento esconde problemas”.
Oportun no divulga su tasa de refinanciamiento ni cuántos clientes se han escrito en su “Programa del buen cliente”; sin embargo, las cifras de sus informes públicos, y otra información disponible al público, muestran que la empresa depende bastante de sus clientes recurrentes, los cuales han formado aproximadamente un 80 % de su saldo principal por lo menos desde 2017, de acuerdo con el informe anual más reciente de la empresa. Asimismo, los 3.8 millones de préstamos que la empresa ha desembolsado hasta la fecha fueron otorgados aproximadamente a 1.7 millones de personas, lo cual significa que cada una saca un promedio de dos préstamos.
Una parte importante de las ganancias de la empresa, más del 90 %, proviene de ingresos por intereses, aunque eso incluye cuotas por pagos atrasados.
Solís, la empleada de un hotel de Houston, dijo que ella aprovechó el refinanciamiento varias veces. No recuerda si eso redujo el monto de sus pagos o la tasa de interés, pero mencionó que pensaba que los pagos quincenales de $130, de su préstamo de $6 mil dólares, eran razonables.
En su respuesta concerniente a Solís, Oportun dijo que “cada préstamo se hizo después de que la cliente pagara una porción sustancial de su saldo, cada préstamo tenía un [interés anual] menor y su calificación crediticia mejoraba en forma estable”.
Solís dijo que su hija trató de obtener un préstamo de Oportun para cubrir unos pagos, pero se lo negaron.
“Esta canijo que lo demanden por algo que no fue cosa de nosotros pero del destino,” agregó.
Aunque Oportun redujera sus tasas de interés con cada refinanciamiento —a diferencia de los prestamistas de día de pago que venden préstamos a corto plazo y con un solo pago, con un APR que puede sobrepasar el 400 %— estas siguen siendo altas.
En mayo de 2018, Oportun le prestó $800 con una tasa de interés del 66.9 % a una mujer de McAllen (ciudad texana de la frontera con México), quien necesitaba esa cantidad para pagar la renta. Estos fueron los términos: 15 meses con pagos quincenales de $40 dólares (eso significa que pagaría un total de $1,189.70, incluidos $389.70 de intereses).
Eso fue demasiado de todos modos. La mujer quedó en incumplimiento por haber tenido dificultades para sobrellevar otros préstamos y Oportun la demandó el año pasado.
Su abogada pro bono, Amy Clark de Texas RioGrande Legal Aid (Asistencia Legal de Río Grande Texas), pudo negociar el caso alegando que Oportun había hostigado a su cliente durante el proceso de cobranza cuando llamó a las referencias personales que ella había proporcionado al solicitar el préstamo.
“Habían obtenido información sobre las ‘referencias’ como si fuera para obtener el préstamo, pero realmente lo hicieron con fines de cobranza”, dijo.
Aunque el préstamo de su cliente tenía una tasa de interés del 67 %, Oportun insiste en que su APR promedio es del 36 %. Sin embargo, la empresa no revela información detallada acerca de sus tasas ni de su estructura de cuotas, y se negó a divulgar su tasa de interés media, la cual sería un mejor indicador de lo que cobra típicamente.
Varias páginas web que escriben reseñas para el consumidor acerca de los productos crediticios, destacaron que esa falta de transparencia es una señal de alerta y aconsejaron que los consumidores buscaran otras opciones antes de solicitar préstamos de Oportun.
“Los préstamos de Oportun son caros aunque la empresa no es transparente acerca de sus tasas de interés y cuotas en general, las cuales varían de un estado a otro”, de acuerdo con una reseña de mayo en WalletHub, la cual destacó que la opacidad de Oportun redujo su calificación considerablemente, aunque la empresa tuviera una “reputación positiva”.
Citando la confidencialidad, la Oficina del Comisionado de Crédito al Consumidor de Texas, organismo estatal que regula a los prestamistas, negó una solicitud de información pública de las declaraciones crediticias de Oportun, las cuales arrojarían luz sobre la cantidad de préstamos otorgados y los intereses redituados. Sin embargo, informes similares del Departamento de Vigilancia Empresarial de California (Department of Business Oversight), muestran que el año pasado Oportun cobró tasas de APR de entre un 40 % y un 69.99 % en 9 de cada 10 préstamos de menos de $2,500 emitidos o refinanciados en ese estado.
Con esas tasas de interés, la razón por la cual los préstamos de Oportun son más asequibles es que la empresa permite que sus clientes paguen en plazos que van desde 6 hasta 48 meses. Sin embargo, Baddour, de Texas Appleseed, dijo que los plazos de varios años para este tipo de préstamos al consumidor pueden convertirse en cargas para los prestatarios que luchan con mantener un ingreso constante.
En 2010, Oportun obtuvo su primer conjunto de licencias para operar en Texas, y actualmente cuenta con 80 kioscos en supermercados y locales comerciales en más de doce condados del estado.
El análisis que llevaron a cabo ProPublica y el Tribune con los expedientes de juzgados que cubren nueve de los condados más poblados del estado, muestra que Oportun no comenzó a demandar a sus prestamistas sino hasta 2016, cuando su expansión ya había avanzado bastante.
Ese año, Oportun presentó por lo menos 3,500 reclamaciones por adeudos en tres de los condados más grandes de Texas, donde se encuentran Houston, Dallas y Fort Worth. Desde entonces sus peticiones han aumentado cada año.
Según el análisis, Oportun demandó a más de 9 mil prestatarios durante la primera mitad de 2020, casi 2,500 más que los que demandó en el mismo periodo de 2019. En los condados de Harris y Dallas, donde es posible obtener información oficial más detallada, la cantidad mediana de las reclamaciones de este año es de unos $1,400.00.
Los abogados y defensores de los derechos del consumidor dicen que el sistema judicial texano también hace que sea eficiente para Oportun presentar demandas.
La documentación muestra que los llamados “especialistas en cobranzas legales”, que a veces solo son pasantes universitarios y no abogados, presentan demandas en masa en los juzgados de paz, donde las reclamaciones tienen un límite de $10,000. En estas dependencias no es necesario ser abogado para presentar demandas y los costos, típicamente unos $50, son cientos de dólares menos por caso que en los juzgados del condado o estatales.
“Creo que sencillamente no les cuesta mucho dinero; así es que, ¿por qué no?” dijo Anderson Simmons, abogado del consumidor basado en Austin, que regularmente representa a consumidores en casos de cobranza de adeudos, aunque nunca en contra de Oportun. “Tienen que contratar empleados para que rellenen los formularios, pero para eso pueden pagarle $15 por hora a cualquiera; probablemente se trata de una línea de producción en serie”.
En su blog publicado en julio, Vázquez calificó las actividades de cobranza de Oportun como exitosas, explicando que esa era la razón por la cual la empresa desechó dos tercios de las demandas que había presentado.
Mary Spector, quien dirige la clínica de derecho civil y del consumidor de la Facultad de Derecho de la Universidad Metodista del Sur, indicó que demandar a un deudor sin la intención de litigar el caso es un abuso del sistema judicial.
“Huele a hostigamiento e intimidación”, agregó, “sobre todo cuando presentan grandes cantidades de casos”.
Carl Smart, abogado de justicia para el consumidor que regularmente representa a prestatarios en las demandas de Oportun, dijo que el personal de la empresa siempre presenta una moción de retirar el caso en cuanto se enteran de que el prestatario tiene un abogado.
Smart agregó que eso es inusual, debido a que “por lo general es fácil que el acreedor gane este tipo de casos, ya que lo único que tiene que hacer es comprobar que el adeudo le corresponde a la persona”.
Al igual que Solís y los otros prestatarios que ProPublica y el Tribune entrevistaron para este reportaje, Smart comentó que a menudo resulta difícil comunicarse por teléfono con Oportun.
Smart dijo que muchos de sus clientes son inmigrantes latinos que no hablan inglés ni entienden la diferencia entre una demanda civil y una penal.
“No entienden sus derechos. Piensan que irán a la cárcel”, dijo Smart. “Yo creo que Oportun se aprovecha eso de cierta manera”.
Los contratos de Oportun indican que se considera que los prestatarios están en incumplimiento al atrasarse con un solo pago, y que deben pagar de inmediato el resto del monto. También mencionan que la empresa no tiene obligación de notificarles por adelantado que exigirá el pago.
Los prestatarios tienen muy pocos recursos, a menos que opten específicamente por no aceptar las disposiciones del contrato que les prohíben añadirse a una demanda colectiva en contra de la empresa o llevar disputas a un proceso judicial; sin embargo, los abogados privados de justicia para el consumidor, y otros proveedores de asistencia legal, dijeron que eso raramente sucede.
La mayoría de esas disposiciones son parte normal de los contratos del consumidor. Sin embargo, también “son lo que permite que estas empresas operen por su propia voluntad, ya que perciben los casos individuales como poca cosa”, dijo Clark, de Texas Rio Grande Legal Aid.
Los abogados y los defensores de los derechos del consumidor dijeron que es probable que la estrategia judicial de Oportun también sea eficaz porque muchos de sus prestatarios son indocumentados y le temen al sistema legal.
Cuando solicitan un préstamo, Oportun permite que los prestatarios utilicen un número de identificación individual para impuestos en lugar de un número del Seguro Social, lo cual pone a estos préstamos al alcance de los inmigrantes indocumentados. Aun así, otros pueden usar números del Seguro Social que alguien les preste o que hayan comprado al llegar a este país.
Oportun se negó a informar cuántos de sus prestatarios podrían ser indocumentados, pero una revisión de las peticiones disponibles entre las 467 demandas que la empresa presentó en junio en el condado de Harris, muestra que los expedientes de menos de la mitad de los demandados incluyen un número de Seguro Social.
Aunque Oportun retira dos tercios de las demandas que presenta, Baddour señaló que presenta una cantidad tan grande en el condado de Harris (donde opera la mayoría de sus locales comerciales), que también obtiene más dictámenes a su favor que casi todos los demás agentes de cobranzas. La gran mayoría de estos casos se gana por incumplimiento, debido a que el demandado no contesta la demanda.
Muy pocos demandados de Oportun contratan abogados, mostró el análisis de ProPublica y el Tribune. El año pasado, en el condado de Harris, 105 de 7,600 casos tenían representación legal lo cual hizo la diferencia : sus casos fueron retirados antes del dictamen en un 96 % de las instancias.
Al igual que Solís, varios prestatarios de Oportun dijeron que las demandas en su contra fueron una sorpresa.
A finales de noviembre, Augustine Ayala dijo que pidió un préstamo de $300 para reparar su automóvil, pero que se atrasó con sus pagos de $30 mensuales en total porque se contagió de COVID-19 y lo enviaron a su casa de su empleo en un almacén.
El joven de 22 años, cuyo salario semanal era de unos $400, recibió un citatorio el 11 de junio, mientras esperaba un segundo análisis negativo de coronavirus para poder regresar al trabajo. Según la demanda debía $305.28.
En julio, Ayala informó a ProPublica y a The Texas Tribune que estaba tratando de liquidar el préstamo, pero que le era difícil debido a que se seguían acumulando los intereses.
“Sigue subiendo y subiendo, y yo les pregunto si pueden trabajar conmigo”, dijo. “Ha sido estresante porque todavía tengo que preocuparme de ayudarle a mi padre. Tengo que darle dinero para la renta cada mes y luego terminar de pagar este préstamo, y mi cheque no es mucho, ¿saben?”.
Oportun dijo no poder comentar acerca de la cuenta de Ayala sin su autorización por escrito, la cual él no dio antes de publicarse este reportaje.
Aunque Oportun retiró todas las demandas pendientes y dice que no presentará ninguna nueva durante un tiempo, continuará siendo uno de los principales cobradores de adeudos del estado bajo las medidas que anunció a fines de julio. El análisis de ProPublica y el Tribune mostró que, aunque redujera sus demandas judiciales en un 60 %, para finales de año Oportun pasaría de segundo a quinto lugar.
Vázquez tampoco especificó cómo se aplicaría el límite del 36 % en sus tasas de interés, ni tampoco si la empresa cobraría esa cantidad en todos sus préstamos, los cuales van de $300 a $10,000 dólares. Los defensores del consumidor llevan tiempo considerando que ese APR es el máximo aceptable para préstamos personales, pero solo para los pequeños, con cantidades que no rebasen unos cuantos miles de dólares.
La tasa de interés del 36 % sigue siendo mucho más alta que el interés de las tarjetas de crédito subpreferenciales, el cual se encuentra alrededor del 25 %.
Sidhu, del Centro de Créditos Responsables (Center for Responsible Lending) dijo que ninguna de esas medidas aborda los puntos que ella señala como la causa principal: Oportun le está prestando dinero a mucha gente que no puede pagar, y el modelo de calificación propio que utiliza para determinar si un solicitante pagará no es muy preciso.
“Si no modifican radicalmente la manera en la que entienden a su clientela, no veo un gran impulso por implementar cambios significativos”, dijo.
Para Carla Núñez, inmigrante venezolana y madre soltera que vive en los suburbios de Houston, la comunidad hispana es una “presa fácil” para Oportun.
Oportun la aprobó para un préstamo de $6,000 el año pasado, dijo Nuñez, aunque ella solo necesitaba menos de la mitad de esa cantidad para cubrir el depósito de tres meses de un nuevo apartamento.
El año pasado, en una queja presentada ante el estado de Texas, Núñez reclamó que Oportun se rehusó a crearle un plan de pagos cuando se atrasó con sus pagos quincenales de $120 porque su hija adolescente fue hospitalizada con un condición respiratoria inusual y ella tuvo que renunciar a uno de sus empleos para cuidarla.
Núñez es una de por lo menos tres docenas de personas que han presentado quejas en contra de Oportun ante la Oficina del Comisionado de Crédito al Consumidor de Texas y la Oficina de Protección Financiera del Consumidor desde 2011. Las quejas van desde rehusarse a ofrecer un plan de pagos, hasta hacer llamadas hostigadoras y amenazas judiciales.
Núñez y Oportun resolvieron el asunto sin presentarse al juzgado, muestra la documentación. Ella indicó que liquidó su préstamo este año, después de recibir el reembolso de su declaración de impuestos. Aun así, la mala experiencia tuvo implicaciones económicas profundas y de larga duración, añadió.
En una segunda queja presentada el pasado diciembre, Núñez declaró que su puntaje crediticio quedó dañado después de que Oportun declarara su cuenta como incobrable, lo cual significa que la empresa no esperaba su liquidación, aunque ella había continuado con los pagos. Núñez dijo que eso le impidió comprar un aparato respirador especial que necesitaba su hija.
“Uno no se endeuda porque uno quiere hacerlo”, dijo en una entrevista. “La mejor arma de ellos es dañar el crédito porque saben que a uno se le cierra la puerta”.
Oportun dijo no poder comentar acerca de la cuenta de Núñez sin su autorización escrita, la cual ella no dio antes de publicarse este reportaje. Sin embargo, en su respuesta de un párrafo, sugirió que la cantidad de quejas que han presentado los texanos en su contra es muy baja comparada con los más de 800 mil préstamos que ha otorgado en el estado desde 2014.
“Se ha investigado cada una de esas quejas y se han resuelto sin que se encontrara ninguna irregularidad”, dijo el comunicado.
En Houston, Solís comenzó a trabajar nuevamente hace dos meses, pero ella es la única que mantiene su hogar debido a que su esposo no ha podido encontrar trabajo; y aún lucha por ponerse al corriente con sus cuentas, después de haber estado desempleada tanto tiempo.
El 5 de agosto recibió un correo electrónico de Oportun para informarle que estaban retirando la demanda en su contra. Dijo que eso la alivió un poco, pero que aún le preocupa saber que no puede liquidar lo que debe.
“No tienen compasión de uno, están viendo como estamos ahorita y les vale’’, señaló Solís. “No les importa, ellos sólo quieren su dinero.”