La administración Trump está enviando a inmigrantes menores de edad que están solos, asustados y enfermos con fiebre, varicela y hasta tuberculosis a albergues en Chicago, donde están siendo aislados aún más para impedir la propagación de enfermedades, según una de las organizaciones sin ánimo de lucro que les cuida.
Como aún otra consecuencia derivada de la política de inmigración de la administración, muchos de estos menores también llegan cada vez más traumatizados después de pasar una semana o más en instalaciones sucias y sobrepobladas de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Algunos de los menores, que varían en edad desde bebés a adolescentes, han sido arrancados de sus madres y padres en la frontera a pesar de la promesa del gobierno de frenar la separación de familias, dijeron oficiales de la organización sin ánimo de lucro, Heartland Human Care Services. Alrededor de 15 de casi 400 menores actualmente en centros de acogida de Heartland fueron separados de sus padres.
Funcionarios de Heartland dijeron que los menores que están llegando a sus cinco albergues muestran “comportamientos consistentes con trauma, como ansiedad elevada, y temor excesivo” y han descrito al personal de Heartland “condiciones horribles e inhumanas” en las instalaciones de la frontera.
La semana pasada, la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional hizo un informe sobre la sobrepoblación peligrosa y las detenciones prolongadas de niños y adultos en instalaciones de la Patrulla Fronteriza en el Rio Grande Valley de Texas. Casi un tercio de los menores en las instalaciones habían estado encarcelados por más de 72 horas—una violación de los límites federales. Muchos de ellos tuvieron poco o ningún acceso a duchas o ropa limpia.
Informes han descrito brotes de sarna, culebrilla, varicela y paperas en las instalaciones. Oficiales de Heartland dijeron que el aumento brusco de enfermedades contagiosas que están experimentando ahora es diferente a cualquier cosa que han visto antes.
“Históricamente, hemos visto casos intermitentes de TB y varicela,” dijeron oficiales de Heartland en respuesta a preguntas de ProPublica Illinois. “Sin embargo, últimamente los vemos llegar en grupos.”
Oficiales de Heartland, la más grande de las dos organizaciones que tienen contratos federales para albergar a menores inmigrantes en Illinois, no dijeron por cuánto rato se está manteniendo a los menores en cuarentena. Pero dijeron que convierten las habitaciones de un ocupante en salas de aislamiento médico cuando los niños son contagiosos, y que los niños son cuidados por médicos, asistentes de médico y enfermeras en plantilla, o son llevados a hospitales cuando es necesario.
El renovado enfoque sobre la política de inmigración de la administración y las condiciones en centros de detención en la frontera ha, en meses recientes, provocado una nueva ola de protestas en Chicago y fomentado preguntas acerca de cómo se cuida a estos menores en el sistema de albergues de la nación. Heartland ha intentado distanciarse de las políticas de la administración. A finales del mes pasado, publicó un informe con datos sobre sus centros de acogida mostrando fotos de cuartos limpios y niños sentados en clase y jugando voleibol afuera.
“Dejar a los niños solos en la frontera para que se valgan por sí mismos o a riesgo de ser detenidos en condiciones deplorables no es aceptable,” según el informe, que dice que la organización “está profundamente comprometida con el trato justo” a refugiados y solicitantes de asilo. “Las diferencias entre nuestros programas y lo que se está reportando sobre los centros de detención de la Patrulla Fronteriza son múltiples.”
A diferencia de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza, que son supervisadas por el Departamento de Seguridad Nacional, los albergues para menores inmigrantes son operados por agencias privadas bajo contrato con la Oficina de Reasentamiento de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Los menores tienen que ser ubicados en instalaciones apropiadas para su edad y tener acceso a asistentes sociales, asesoramiento y educación mientras esperan para ser asignados a familias de acogida.
Heartland, una filial de Heartland Alliance, tiene capacidad para cuidar a 396 menores en sus cinco albergues en Chicago. La semana pasada, Heartland estaba albergando a 374 menores, desde infantes a jóvenes de 17 años, según la agencia.
El año pasado, ProPublica Illinois investigó la hermética red de centros de acogida de Heartland para menores inmigrantes en Illinois y descubrió problemas repetidos de supervisión negligente y condiciones preocupantes, entre ellas acusaciones de descuido y abuso físico y sexual. Funcionarios de protección infantil del estado han citado a Heartland por no brindar supervisión apropiada en casos en los cuales una empleada tuvo una supuesta relación sexual con un joven, niños tuvieron relaciones sexuales en una sala común, y numerosos casos de jóvenes fugados.
El mes pasado, Heartland cerró una problemática red de cuatro albergues conocida colectivamente como Casa Guadalupe en el suburbio de Des Plaines.
Después de los reportajes de ProPublica Illinois el año pasado, Heartland añadió nuevos puestos de trabajo, entrenamiento y otros recursos para ayudar mejor a sus empleados a trabajar con menores traumatizados. También dejó de contratar a empleados temporales. La organización ha luchado por años con un alto índice en la rotación de personal.
“Hemos expandido nuestros recursos en servicios de salud clínicos y salud mental, asociándonos, por ejemplo, con varios servicios médicos y de asesoramiento externos para apoyar a los menores que llegan a nosotros buscando refugio,” dijeron oficiales de Heartland. “También hemos expandido las oportunidades para hacer excursiones y hemos fortalecido programas para desarrollar los talentos de los menores, como nuestros programas de hermanos y hermanas mayores.”
Mientras Heartland cerraba albergues, otro operador mucho más pequeño abrió un nuevo centro. Maryville Academy, una agencia católica de bienestar infantil, abrió su tercer albergue en las afueras de Chicago la semana pasada y tiene planes para abrir otro en el barrio de Lakeview de la ciudad este mes. Esto aumentaría su capacidad a 105 menores. La expansión vino después de que el gobierno federal se pusiera en contacto con Maryville y otras organizaciones este año preguntando si podrían aceptar más niños, dijo la Hermana Catherine Ryan, directora ejecutiva de Maryville.
La semana pasada, Maryville albergaba sobre 60 menores. Funcionarios federales avisaron a Maryville que algunos de los menores enviados a sus albergues podían haber estado expuestos a sarampión o varicela en la frontera, dijo Ryan. Pero hasta ahora ninguno de los menores que han llegado han tenido estas enfermedades. Sin embargo, dijo, “tomamos precauciones adicionales.”
Los menores, dijo, siguen llegando angustiados. “Hemos visto consistentemente que los niños llegan habiendo experimentado trauma durante el viaje,” dijo Ryan.
El verano pasado, ProPublica Illinois reportó que los menores estaban siendo albergados durante períodos más prolongados en instalaciones de Heartland—a veces varios meses—parcialmente por causa de demoras en convencer a potenciales familias de acogida en cumplir con nuevos requerimientos federales, como tomar las huellas dactilares de todo los miembros del hogar. En diciembre, el gobierno federal dejó de exigir que todos los miembros del hogar se sometieran a controles de sus huellas dactilares.
La estancia promedio de menores en centros de Heartland es actualmente de 56 días, menos de la media de 90 días durante el momento más álgido de la política de tolerancia cero el verano pasado, dijo la organización. La duración media nacional fue 60 días en el año fiscal 2018, un aumento desde 34 días el año anterior.
La caótica secuela de la política de tolerancia cero de Trump de separar a niños de sus padres el verano pasado también contribuyó al aumento de la duración de las estadías de menores en albergues, ProPublica Illinois determinó. En total, Heartland recibió a 99 niños separados de sus padres bajo la política de tolerancia cero. Personal de los centros dijeron que sintieron presión para reunir a estas familias primero, a veces en detrimento de otros menores en los albergues.
La administración Trump dijo que terminó su política formal de separar a familias el verano pasado, pero las separaciones han continuado. El Houston Chronicle informó el mes pasado que el gobierno federal ha justificado cientos de separaciones basándose en pruebas a veces dudosas como que los padres tienen antecedentes criminales serios o vínculos con pandillas. ProPublica reportó esta semana sobre cómo las autoridades de inmigración usan bancos de datos secretos operados por policías y militares extranjeros para detectar vínculos con pandillas.
De los aproximadamente 15 niños separados actualmente en centros de acogida en Chicago, la mayoría tienen un padre o madre con una acusación criminal anterior o pendiente, dijeron oficiales de Heartland. Algunos de esos niños separados han estado en albergues de Heartland hasta cinco meses.
Heartland declinó dar detalles adicionales sobre los menores separados bajo su cuidado. Pero archivos sobre menores separados de sus padres, obtenidos por grupos que abogan por los inmigrantes, mostraron que entre el 20 de junio de 2018, cuando Trump firmó una orden ejecutiva para terminar la práctica, y marzo de 2019, nueve niños fueron enviados a albergues de Heartland.
Ellos incluyen un bebé de Honduras y un niño de cuatro años de El Salvador.