A medida que empezaban a llegar boletas por correo después de las elecciones primarias de Wisconsin el 7 de abril, los funcionarios electorales de diversas localidades estaban cada vez más desconcertados sobre cuáles debían contar.
Un juez federal dictaminó que debían aceptar boletas que llegaran hasta seis días después de las elecciones, pero la Corte Suprema de Estados Unidos redujo ese plazo y ordenó que las boletas solo se contaran si llevaban matasellos fechados hasta el día de las elecciones.
El problema fue que muchas boletas llegaron sin matasello o con matasellos ilegibles. Otras se perdieron o retrasaron, lo que amenazó con privar de su voto a miles de electores. Ansiosos por recibir instrucciones, los 1,850 secretarios municipales que administran las elecciones del estado se dirigieron al organismo estatal encargado de ayudarlos: la Comisión Electoral de Wisconsin.
Tres días después, los tres demócratas y los tres republicanos de la comisión discutieron el tema durante dos horas y media en una reunión virtual. Los demócratas querían que se aceptaran todas las boletas recibidas hasta el 8 de abril, con o sin matasellos, mientras que los republicanos insistían en que se rechazaran todas las que no llevaran matasellos o tuvieran marcas postales ilegibles.
“Nos quedaremos aquí toda la noche si ni siquiera podemos aceptar que el correo tarda más de un día en llegar”, dijo la abogada Ann Jacobs, comisionada designada por el partido demócrata, frunciendo los labios y moviendo la cabeza con la mirada fija en la pantalla de su computadora. “Nunca nos pondremos de acuerdo en si estas marcas cuentan o no. Estamos perdiendo el tiempo”.
Dean Knudson, ex legislador republicano y presidente de la comisión en ese entonces, respondió: “¿puede imaginar que se apoye alguna moción que excluya cualquier boleta?”
Al final, la comisión quedó empatada (3-3) no solo una sino dos veces en cuanto a las mociones de cómo lidiar con las boletas en disputa y dejó que cada uno de los secretarios municipales de Wisconsin decidiera qué hacer por su cuenta. Estos enfrentamientos se han convertido en normales en el organismo estatal principal que supervisa las elecciones.
Ahora que la atención nacional se dirige hacia Wisconsin por ser un estado que podría cambiar el rumbo de la elección presidencial, la comisión se sigue estancando y es cada vez menos eficaz, de acuerdo con una investigación de Wisconsin Watch y ProPublica.
Aunque el organismo ha llegado a un consenso sobre un puñado de temas importantes, como enviar por correo a los electores las solicitudes de boleta, es más frecuente que se paralice siguiendo la postura de cada partido. Los miembros de la comisión se han alejado bastante de la dinámica apolítica que tenía la anterior junta de directores, considerada el mejor ejemplo a nivel nacional de una administración electoral eficaz. Ahora tanto los miembros demócratas como los republicanos suelen seguir las indicaciones de los líderes de sus partidos.
El formato de la comisión es una “receta para el atascamiento”, opinó Jay Heck, director ejecutivo de Common Cause (Causa Común) de Wisconsin. “Retornamos a donde estábamos a finales de la década de 1990, con un organismo que supervisa las elecciones de Wisconsin con un control partidista …eso significa que cualquier tema a consideración acaba con un empate de 3-3 y no sucede nada. Nada avanza”.
La comisión se ha atascado por lo menos 19 veces en las 28 reuniones que ha tenido desde que comenzó 2020, en contraste con las cinco veces durante los cuatro años anteriores según se observa en las actas, los videos y las transmisiones en vivo de sus juntas. (No hubo datos disponibles de cinco reuniones de este año y una del anterior, quizás porque no se grabaron en video o porque la comisión se reunió a puerta cerrada). La mayoría de los empates de votación de los cuatro años de la comisión se han producido desde 2019, cuando entró Robert Spindell Jr., un donante republicano que promueve alegatos infundados de fraude en los votos por correo.
El empate más reciente ocurrió el 20 de octubre, dos semanas antes de las elecciones, cuando se trató de solucionar una queja de que la Comisión Electoral de Milwaukee no informó a los electores a tiempo de la reducción masiva de los centros de votación antes de las elecciones primarias del 7 de abril. Cuando Spindell comenzó a abordar los méritos de la queja, Jacobs lo interrumpió diciendo que eso no les incumbía. “¿Está tratando de amordazarme?”, le gritó Spindell en la reunión de Zoom.
Esta inacción le ha ido transfiriendo la responsabilidad a los tribunales y a los municipios, lo cual a veces siembra confusión, retrasos y falta de constancia. La comisión se paralizó con el tema de incluir la candidatura presidencial del Partido Verde en la boleta, y si se debería obedecer la orden que dictó un juez para depurar a un cuarto de millón de electores de las listas de Wisconsin. Ambas cuestiones acabaron en un tribunal.
El pasado 5 de agosto, durante una audiencia sobre cuatro casos relacionados con cambios reglamentarios para las elecciones del 3 de noviembre, el Juez de Distrito William Conley dijo estar asombrado de que la comisión se hubiera “congelado con asuntos tan simples”.
La disfunción de la comisión de Wisconsin refleja la de la Comisión de Asistencia Electoral (Election Assistance Commission) nacional que se estableció después de la elección presidencial en disputa del 2000 con el fin de ayudar a los estados y a otras localidades a administrar sus elecciones. Cuenta con el mismo número de integrantes republicanos y demócratas y en ocasiones se ha paralizado por desacuerdos partidistas. Aparte de Wisconsin, otros ocho estados del país han designado una comisión que supervisa las elecciones.
Dado que la comisión no llegó a un acuerdo con el tema de las boletas en disputa, el poblado de Cambridge contó las que recibió sin matasellos después de la fecha de las primarias, mientras que la ciudad de Janesville hizo lo contrario. Este caso provocó disparidades hasta en las mismas familias. La boleta de voto por correo de Christopher Koschnitzke fue una de las 5,640 que se rechazaron en el estado por haber llegado demasiado tarde; mientras que la de su esposa, que fue enviada al mismo tiempo, sí se tomó en cuenta. El sobre de la boleta en ausencia decía que fue firmada por un testigo y luego puesta en el correo el 6 de abril, un día antes de las elecciones; sin embargo, uno de los secretarios la rechazó diciendo que el matasellos era “ilegible”.
“Hice todo lo que tenía que hacer. Mi esposa hizo lo que tenía que hacer”, dijo Koschnitzke, de 40 años y pastor luterano que vivía cerca de Waterloo, Wisconsin en ese entonces. “Te hace preguntarte: ¿Qué tan válido es el proceso y cuántas personas más están en la misma posición que yo?”
No debía ser así. La comisión reemplazó a la Junta de Responsabilidad Gubernamental (Government Accountability Board, GAB) de Wisconsin que estaba compuesta por seis jueces jubilados quienes raramente se estancaron en debates en sus ocho años de historia.
La GAB se estableció en 2008 a raíz del llamado escándalo de la asamblea legislativa, en el que varios legisladores utilizaron asistentes de manera ilegal, con sueldo que pagó el estado, para llevar a cabo campañas políticas privadas. El escándalo hizo que se les impusieran cargos penales a varios legisladores y a su personal; entre otros, dos legisladores de alto nivel, Scott Jensen, presidente de la Asamblea Republicana y Chuck Chvala, líder demócrata de la mayoría del Senado. Las condenas por delitos graves de Jensen se retiraron posteriormente con la condición de que pagara una multa y que aceptara no aspirar nunca más a un puesto político. Chvala recibió una sentencia de nueve meses de cárcel y sirvió la mayor parte del tiempo bajo monitoreo electrónico en su propia casa.
Expresamente para evitar el partidismo, la GAB de Wisconsin estaba compuesta de seis jueces jubilados. Aunque en ese estado se eligen los jueces, estos se postulan sin afiliación partidaria. Un panel de jueces del tribunal de apelaciones seleccionó a los posibles miembros de la junta, para que el gobernador los nombrara posteriormente. Este organismo tenía la facultad de llevar a cabo investigaciones independientes que no requerían aprobación de la legislatura.
“La GAB de Wisconsin es particular comparada con otras autoridades electorales estatales en Estados Unidos”, escribió Daniel P. Tokaji, quien ahora es decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin, en un artículo del UC-Irvine Law Review (Boletín de derecho de US-Irvine) publicado en 2013. “Es una institución genuinamente no partidista en una era de competencia feroz y enconada entre partidos”.
Sin embargo, los legisladores republicanos abolieron la entidad en 2015 por su papel en la investigación de la campaña del exgobernador Scott Walker en 2012, después de que fuera destituido. Knudson, representante estatal en ese entonces, fue quien dirigió la campaña para eliminarla. En 2017 fue nombrado miembro de la Comisión Electoral de Wisconsin —que él ayudó a crear— para completar el mandato de otro miembro de la comisión, Steve King, a quien el presidente Donald Trump nombró como embajador ante la República Checa.
Una de las víctimas de la desaparición de la GAB fue Kevin Kennedy, su veterano jefe de elecciones, quien se vio forzado a abandonar su cargo un día antes de que la nueva comisión entrara en funciones en 2016.
Para reemplazar a Kennedy, la nueva comisión nominó unánimemente a Michael Hass como administrador de las elecciones de la GAB; pero en 2018 el Senado se negó a confirmarlo en lo que el comisionado Mark Thomsen, nombrado por los demócratas, calificó como un episodio de “política sucia, sucia”. Haas dejó la dependencia y ahora es el fiscal de la ciudad de Madison.
La configuración actual de Wisconsin otorga a la legislatura la mayor parte del poder que rige a la comisión. Los legisladores republicanos tienen un control casi insuperable de esta gracias a la manipulación de distritos electorales que sobrevivió a un desafío en la Corte Suprema de Estados Unidos. Los cuatro legisladores principales designan a cuatro de los seis miembros de la comisión, con igual representación de republicanos y demócratas. Tony Evers, el gobernador demócrata de Wisconsin, sólo nombra a dos miembros -antiguos secretarios de condado o municipales- uno de cada partido principal, que provienen de una lista que proporcionan esos legisladores.
El Senado estatal dirigido por los republicanos debe confirmar todos los nombramientos, los cuales incluyen al administrador que seleccionan los comisionados para liderar la agencia. Actualmente, una Comisión de Ética independiente se encarga de las investigaciones relacionadas con campañas.
En las entrevistas del Wisconsin Watch, tanto los republicanos como los demócratas nombrados a la Comisión Electoral de Wisconsin mencionaron que han consultado a los legisladores que los designaron antes de votar en cuestiones clave.
Spindell, quien se autodenominó “funcionario del Partido Republicano”, indicó que traza sus estrategias junto con Scott Fitzgerald, el líder de la mayoría del Senado, así como con Andrew Hitt, presidente del Partido Republicano de Wisconsin (Republican Party of Wisconsin, RPW). Ambos Hitt y Mark Jefferson, director ejecutivo del RPW, hablaron con Spindell acerca de una propuesta para enviar formularios de solicitud para boletas en ausencia a todos los electores registrados en el estado.
Hitt comentó que le hizo saber a Spindell que apoyaba la idea. “Cualquiera que piense que Bob Spindell acepta ‘órdenes’ no lo conoce”, añadió Hitt.
“Creo que la mayoría de las discusiones que he tenido con Bob han sido sobre la Comisión Electoral”, dijo por su parte Jefferson durante una declaración jurada en julio. Fitzgerald no respondió a las solicitudes de comentarios.
Spindell aseguró que su presencia en la comisión aporta un equilibrio. “Creo que mi labor es vigilar y proteger los intereses del Partido Republicano ya que fui nombrado por un funcionario electo del mismo”, dijo Spindell, quien es vicepresidente ejecutivo de una empresa nacional de fusiones y adquisiciones en Milwaukee.
“Antes de que estuviera en la comisión, tanto la GAB como la Comisión Electoral de Wisconsin tenían muy mala fama en el Partido Republicano”, agregó. “Creo que he cambiado eso”.
Al igual que Spindell, la comisionada demócrata Jacobs no se desmarca del carácter partidista de su nombramiento y señala que eso hace que la comisión sea más transparente. Jacobs indicó que su lema es que “cada elector calificado que desee votar debe poder presentar su voto y que este se cuente”.
“Conocemos lo que piensa la gente acerca de ciertos temas, así que no creo que esté mal que seamos partidistas”, añadió.
El comisionado Thomsen, abogado de Milwaukee, comentó que a veces él también se asesora con el legislador que lo nombró para temas que se presentarán ante la comisión, en su caso, el líder de la minoría de la Asamblea, Gordon Hintz, demócrata de Oshkosh.
Matthew Kirkpatrick, abogado de derecho electoral basado en Menomonie, Wisconsin, señaló que es casi inevitable que las tensiones estallen en un territorio político polarizado.
“Aunque tenga un objetivo honorable, la comisión a veces se reduce a luchas políticas internas de competir para lograr cierta posición”, dijo Kirkpatrick. “La hostilidad nacional se ha infiltrado en los gobiernos hasta este grado local, lo cual es triste”.
“Todo es contencioso. Manejan todo como adversarios” agregó.
Antes de unirse a la comisión electoral estatal, Spindell sirvió en la Comisión Electoral de Milwaukee. El político, que ha donado por lo menos $60,000 dólares a candidatos estatales y federales del Partido Republicano, fue delegado de la Convención Nacional Republicana en 2016 así como candidato a un puesto en la Asamblea de Milwaukee en 1992, el cual no ganó.
Fue una figura controversial incluso en esa época. Cuando se postuló para la Asamblea, tenía órdenes de arresto relacionadas con decomisos municipales por multas no pagadas. Spindell dijo que no tenía conocimiento de ellas sino hasta que las vio en los noticieros y que pagó las multas de inmediato.
Al igual que Trump, Spindell tiene la costumbre de propagar información errónea sobre fraude electoral generalizado en la votación en ausencia. Ha difundido las acusaciones a través de anuncios políticos actuando como presidente de Wisconsin Patriotic Veterans (Veteranos Patriotas de Wisconsin), grupo político financiado con dinero de oscura procedencia. Dice que en estos habla por cuenta propia y no como comisionado electoral.
Meil Albrecht, director ejecutivo retirado de la Comisión Electoral de Milwaukee, recuerda que justo antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2016, Spindell tuvo un “intercambio furioso” con una trabajadora electoral de un centro de votación. Spindell, miembro de esa comisión en ese momento, acusó a la mujer de haberle dicho a una electora cómo votar y exigió que Albrecht la reasignara o retirara del sitio. Según Albrecht, la electora había pedido que la ayudaran a identificar los candidatos demócratas y la trabajadora le brindó ayuda en su capacidad legal.
Spindell defendió su comportamiento. “Lo que le dije fue totalmente correcto porque no se trató de un solo elector. Esa señora hacía lo mismo con cada uno de los votantes. Le daba la boleta a la persona y luego les señalaba...los nombres de los demócratas”.
“Definitivamente, eso es algo que no se permite”, añadió.
Poco después de que Spindell fuera nombrado a la comisión estatal, sus miembros se enfrentaron por el tema de la actualización de las listas de electores. En octubre de 2019, la comisión envió 232 mil cartas a residentes de Wisconsin que supuestamente se habían cambiado de domicilio, solicitándoles que confirmaran su dirección o actualizaran su registro de elector. Basándose en un esfuerzo anterior con el que se desactivaron incorrectamente miles de electores, la comisión decidió que las personas que no contestaran quedarían eliminadas de las listas en 2021.
El Instituto para el Derecho y la Libertad de Wisconsin (Wisconsin Institute for Law & Liberty), organización conservadora, demandó a la comisión electoral con el argumento de que las leyes estatales exigían que actuara dentro de un plazo de 30 días para eliminar a los electores marcados con cambio de dirección o como muertos.
En diciembre, el juez de circuito del condado de Ozaukee, Paul Malloy, estuvo de acuerdo y ordenó que los comisionados depuraran de inmediato a esos electores. Ante la orden de Malloy, la comisión se dividió 3-3 acerca de cómo proceder; los republicanos, incluido Spindell, votaron a favor de cumplir la orden y los demócratas se negaron.
Finalmente, en febrero, el Tribunal de Apelaciones de Wisconsin anuló la orden de Malloy, dictaminando que aplicar la ley le correspondía a los secretarios municipales que dirigen las elecciones y no a la dependencia electoral del estado. El asunto se encuentra en estos momentos en la Corte Suprema de Wisconsin, la cual tiene una mayoría conservadora de 4-3.
El 20 de agosto, Wisconsin nuevamente captó la atención de todos cuando un abogado de Kayne West trató de abogar a favor de la trayectoria errática del cantante de rap a la postulación en la boleta presidencial. La candidatura inesperada de West se percibió ampliamente como un esfuerzo republicano para quitarle votos al candidato demócrata Joe Biden, a beneficio de Trump, quien ganó Wisconsin en 2016 con menos de un punto porcentual.
Tras deliberar por más de cuatro horas, la comisión por fin determinó que West no cumplía con los requisitos debido a que su abogado se había pasado de la hora límite por solo un minuto para presentar los documentos de su candidatura, que estaban salpicados de nombres ficticios de electores de Wisconsin, como el Ratón Mickey, además de Kanye West y Bernie Sanders.
La votación quedó 5-1. Dos comisionados republicanos atravesaron el abismo partidista para votar con tres demócratas y el único que se mantuvo firme fue Spindell.
Otro punto de tensión fue el debate de agosto sobre Howie Hawkins, el candidato presidencial del Partido Verde y su candidata para vicepresidenta, Angela Walker. El par obtuvo suficientes firmas para entrar en la boleta, pero, en el caso de Walker, se presentaron documentos con dos domicilios diferentes porque se había mudado de casa cuando se circularon los formularios de postulación. Eso hizo que se cuestionara la validez de las firmas.
Los comisionados se dividieron en 3-3 en cuanto a permitir que el Partido Verde se incluyera en la boleta, ya que este se percibe como otra fuente de votos que podrían desviarse de Biden.
Después de estancarse dos veces, Knudson ofreció una solución: certificar 1,789 de las firmas que presentó el partido (menos de las 2 mil necesarias para entrar en la boleta), y dejar que un juez determinara las 1,834 restantes. La moción se aprobó 6-0 y se le negó el acceso al Partido Verde a las elecciones.
Más tarde, Spindell le envió un correo electrónico a uno de los funcionarios del Partido Verde disculpándose por la decisión de la comisión. A su vez, el partido le pidió que le recomendara a un abogado y, según Spindell, les dio el nombre del “mejor abogado electoral de la ciudad”. El Partido Verde demandó a la comisión, pero la Corte Suprema del Estado se negó a tomar el caso tras una votación de 4-3, indicando que había llegado demasiado tarde en la temporada electoral.
No es sorprendente que los miembros de la comisión no acepten la noción de que se ha producido un retroceso.
El pasado junio, Knudson, el arquitecto de la Comisión Electoral, dijo en una entrevista en video con el Western Wisconsin Journal que al principio se opuso a la configuración de tres comisionados de cada parte, la cual describió como un acuerdo entre republicanos para asegurar el éxito del proyecto de ley. Sin embargo, cambió de opinión después de su nombramiento.
“Encontré que puedo vivir con el marco legal que establecimos para la nueva Comisión Electoral, y para ser franco, realmente funciona bastante bien”, dijo, añadiendo que la comisión logra a un consenso la mayoría de las veces. Knudson no respondió a las solicitudes de Wisconsin Watch para una entrevista.
Marge Bostelmann, comisionada republicana, insistió que todos los miembros comparten un objetivo común, incluso con las etiquetas partidarias: “elecciones seguras, justas y honestas”.
Entre los demócratas, Jacobs contó que ha visto cómo la comisión ha pasado de ser una “organización poco interesante a una especie de organización esencial”, mientras lidia con los temores de la interferencia rusa, los problemas de seguridad de las computadoras y las máquinas de votación y los litigios pendientes que podrían cambiar las reglas electorales de Wisconsin antes del 3 de noviembre. Thomsen comentó que cree que la comisión ha funcionado razonablemente bien dada su composición partidista, gracias a la dedicación de los secretarios locales y de su personal no partidista.
“El país está muy alborotado en estos momentos”, comentó. “Pero observe a los secretarios y a sus vecinos que hacen todo el trabajo en los centros electorales y cuentan las boletas. De hecho, Wisconsin se conoce históricamente por llevar a cabo elecciones justas, y, en ese sentido, nada ha cambiado desde 2016”.
Thomsen dijo que la comisión sí se ha puesto de acuerdo en varios temas controversiales. Por ejemplo, el 17 de junio, después de un prolongado debate, los comisionados acordaron de manera unánime enviar las solicitudes de voto en ausencia —no las boletas en sí— a 2.6 millones de electores antes de las elecciones de noviembre. Sin embargo, también esa votación 6-0 tuvo un tono político: Spindell consultó a Fitzgerald, Hitt y Jefferson antes de apoyar la propuesta.
Heck ve este tipo de maniobras como evidencia de que la comisión está más en deuda con los líderes del partido que con el público votante.
“La Comisión Electoral de Wisconsin sirve a disposición del liderazgo legislativo y en cierta medida del gobernador”, dijo. “Por lo tanto son —no voy a decir peones, vacilo en usar esa palabra— pero ciertamente están subordinados a la voluntad de los líderes de la legislatura y del gobernador casi por designio. El sistema está configurado de esa forma”.
Los atolladeros resultan difíciles para los votantes y los trabajadores electorales, de acuerdo con Diane Coenen, ex presidenta de la Asociación de Secretarios Municipales de Wisconsin.
En marzo y abril, mientras los comisionados se aferraban a “garantizar que su partido estuviera protegido”, dijo Coenen, los secretarios se esforzaron para asegurar una elección justa frente a la pandemia y los fallos de última hora de los tribunales que llevaron la democracia al caos.
Señaló que los retos que surgieron durante las elecciones primarias bien podrían reaparecer en los comicios de noviembre. No sabe si la comisión aprendió de la experiencia.
“No somos partidistas, los secretarios no son partidistas”, añadió. “Entonces, necesitamos la ayuda. Necesitamos la neutralidad y no veo que la estemos obteniendo”.
Kennedy, el expresidente de la GAB que dirigió las elecciones de Wisconsin durante más de 30 años, consideró que los estancamientos no inspiran confianza.
“Verdaderamente es importante comunicarle al público que nos estamos enfocando en garantizar que las elecciones sean seguras y estén protegidas”, dijo Kennedy. “(Los comisionados) deben poder difundir ese mensaje y las peleas entre partidos no ayudan. Realmente deben ser un frente unido”.
Koschnitzke, el pastor, vive actualmente en Waukesha, Wisconsin. Cuando Wisconsin Watch le mostró una copia del sobre de su boleta que se rechazó por tener un matasellos ilegible dijo estar aún más frustrado y decepcionado. “Hice todo bien y, un error fuera de mi control, cometido por una dependencia de gobierno supuestamente confiable, invalidó mi voto”.
Agregó que sabe lo que no hará para las elecciones del 3 de noviembre.
“Cualquier idea que haya tenido de votar en ausencia se fue por la ventana”, afirmó.