Tommy Fisher anunció que su nuevo muro fronterizo, financiado con fondos privados, representaba el futuro de la disuasión: una fortaleza de acero construida rápidamente, que abarca 3 millas en uno de los sectores más transitados de la Patrulla Fronteriza.
A diferencia de la generación de constructores que lo precedió, Fisher dijo haber descubierto la forma de construir una estructura directamente sobre la ribera del Río Bravo, un proyecto arriesgado, pero potencialmente revolucionario en cuanto al sistema de barreras fronterizas del país.
Así mismo, Fisher promovió la barrera, que él mismo denominó como el “Lamborghini” de todos los muros, lo cual le ayudó obtener más de $1,700 millones de dólares en contratos federales en Arizona.
Sin embargo, la primera muestra de su obra ya presenta señales de erosión por deslave y corre peligro qué segmentos de la valla se desplomen y caigan sobre el Río Bravo si no se repara, de acuerdo con ingenieros e hidrólogos que revisaron fotografías del muro para ProPublica y The Texas Tribune. Los expertos también señalaron que la valla no se debió haber construido tan cerca del río.
A tan solo unos meses de su instalación, las fotografías revelan una serie de grietas y zanjas en varios puntos de la estructura, donde los escurrimientos por la lluvia han barrido la marga arenosa debajo de los cimientos, según los expertos consultados.
“Cuando el río suba, probablemente atacará las áreas donde los cimientos están expuestos y debilitará aún más el soporte de la valla, lo cual podría ocasionar que algunas partes… se derrumben sobre el Río Bravo”, dijo Alex Mayer, profesor de ingeniería civil de la Universidad de Texas en El Paso, quien ha llevado a cabo estudios en la cuenca del Río Bravo.
Fisher descartó las inquietudes. Mark Courtois, un abogado de su empresa, dijo que la erosión era “una parte normal de los nuevos proyectos de construcción como estos y de ninguna manera pone en riesgo la valla ni el camino asociado con ella”. La empresa tratará de construir acequias de drenaje para disminuir el deterioro, añadió.
El proyecto del muro privado en Mission, Texas, el segundo que Fisher construyó después de uno similar en las afueras de El Paso, es una parte poco conocida pero crucial del esfuerzo por ayudar al presidente Trump a cumplir su promesa de campaña de construir un “bello y enorme muro” de 450 millas para finales de 2020. Texas sigue siendo el mayor desafío para la administración debido a que el Río Bravo funciona como una división natural y, a diferencia de otros estados, la mayoría de las tierras que colindan con el río son propiedad privada.
Los proyectos de vallas privadas que Fisher ha construido en Nuevo México y en el sur de Texas se realizaron con ayuda económica y política del grupo We Build the Wall, una influyente organización conservadora sin fines de lucro en cuya junta directiva participa Steve Bannon, quien fuera estratega político de Trump. Según el grupo, han recaudado $25 millones de dólares para el esfuerzo de construcción de muros privados, y dicen que tienen acuerdos con otros texanos dueños de unas 250 millas de propiedades a lo largo del río.
El éxito de Fisher, y el contrato de $1,300 millones que obtuvo en mayo en Arizona ― el más grande jamás otorgado ― se dio en medio de una serie de dudas sobre sus aptitudes y antecedentes laborales. Sin embargo, funcionarios del Cuerpo de Ingenieros del Ejército han señalado que la empresa de Fisher ganó por haber presentado la propuesta de menor costo.
El pasado diciembre, el diputado Bennie Thompson, demócrata de Mississippi, pidió que el inspector general del Pentágono revisará el primer contrato de muro de Fisher, valorado en $400 millones de dólares, para determinar que no hayan habido “influencias indebidas”. Esa auditoría continúa en proceso.
Para Víctor Manjarrez, director asociado del Centro de Derecho y Comportamiento Humano de la Universidad de Texas en El Paso, no tiene sentido construir algo en las orillas del río.
“Es una locura”, dijo Manjarrez, exdirector de sector de la Patrulla Fronteriza en El Paso, donde trabajó durante años a lo largo del Río Bravo. “Tendrán todo tipo de problemas hidrológicos, no solo por inundaciones, sino por las fluctuaciones normales... Me metería en un gran problema si fuera el jefe del sector y construyera algo así”.
El Valle del Río Bravo, ubicado en la punta sur de Texas, tiene un terreno singular que ha desafiado a los constructores de muros durante casi dos décadas. Su topografía incluye una ancha planicie de inundación que ha obligado al gobierno a construir barreras tierra adentro, encima de un sistema de diques. Eso ha dejado franjas de terrenos agrícolas, cementerios y hasta viviendas en una especie de tierra de nadie en el lado sur de la valla, la cual se ha construido sin continuidad.
Aunque está controlado por una serie de presas de irrigación y control de inundaciones, el Río Bravo se desborda periódicamente, a veces con niveles catastróficos. En 2010, el huracán Alex ocasionó daños extensos en sus riberas, incluso en el Centro Nacional de las Mariposas que se encuentra río arriba, vecino a la valla de Fisher.
“La gente no aprecia el poder que tiene el Río Bravo cuando realmente se despierta”, dijo Jude Benavides, quien se especializa en la cartografía de las planicies de inundación de la parte inferior del Valle del Río Bravo en la Universidad de Texas en el Río Grande. “El paisaje se transforma”.
Fisher ha dicho que su muro, que se localiza aproximadamente una milla al sur del sitio donde el gobierno construye su propia versión, por fin llevará “la seguridad fronteriza a la frontera” usando un diseño que elimina los problemas de inundación y erosión que han frenado planes anteriores, y cuyo periodo de construcción es mucho más rápido.
Sería el primer sistema de muros que no ocasionaría inundaciones ni desviaría el agua, declaró en un tuit Brian Kolfage, fundador de We Build the Wall. “Los mejores ingenieros del mundo, no los empleados del gobierno, diseñaron esto para las inundaciones”.
El sistema de Fisher utilizó excavadoras para colgar secciones de bolardos, y, sin la obligación de obtener gran cantidad de permisos y autorizaciones, lo construyó en cuestión de semanas, creando un marcado contraste con los proyectos gubernamentales que tardan meses o años en completarse.
Cuando el gobierno construye vallas en la frontera, debe cumplir con una larga lista de requisitos que incluyen asambleas públicas y planes de protección medioambiental, aunque los críticos señalan que el proceso no tiene mucho poder debido a que el Departamento de Seguridad Nacional ha dispensado muchos de los requisitos ambientales.
Aún así, Fisher no tiene que cumplir ni siquiera con esos mínimos requisitos.
El gobierno también se ha visto inmiscuido en batallas legales sobre los derechos de expropiación con propietarios renuentes a vender sus tierras, lo cual ha ralentizado el proceso — otro paso por el cual Fisher no ha tenido que pasar. Según el empresario, su plan de construcción justo en la ribera es más atractivo para quienes quieren evitar el tener una valla dividiendo sus terrenos, dejando una parte del otro lado del muro.
La estrategia de Fisher se fue elaborando a lo largo de años. Poco después de las elecciones de 2016, Fisher se volvió un invitado frecuente de Fox News, donde captó la atención de Trump. El año pasado, The Washington Post informó que el presidente se “agarró” de las declaraciones de Fisher acerca de la rapidez y la calidad de su trabajo, y “presionó agresivamente” a favor de la empresa en conversaciones con altos funcionarios de Seguridad Nacional.
No obstante, el negocio de muros fronterizos de Fisher tuvo un comienzo difícil, aun después de pagarle decenas de miles de dólares a una empresa de cabildeo para que ejerciera presión sobre la obtención de contratos. En 2017, el Departamento de Seguridad Nacional rechazó el prototipo de la empresa, fundada en 1952 y mejor conocida por sus grandes proyectos de autopistas. Más tarde, trató de unirse a un grupo selecto de licitantes ya aprobados para la construcción de muros fronterizos, pero el Cuerpo de Ingenieros del Ejército lo rechazó de nuevo, indicando que no había cumplido con sus requisitos ni había obtenido las aprobaciones reglamentarias necesarias.
Fisher respondió con una demanda en contra del departamento, y fue añadido a la lista de licitantes pre-aprobados gracias a la presión de la Casa Blanca, dijeron funcionarios de la administración al Post el año pasado.
También le ayudó su relación cercana con Kevin Cramer, senador republicano de Dakota del Norte, quien abogó por la empresa ante Trump y su yerno Jared Kushner. Según los expedientes financieros de campaña, Fisher y algunos de sus familiares donaron por lo menos $24,000 dólares durante la campaña victoriosa de Cramer en 2018. El portavoz de Cramer no contestó varios correos electrónicos solicitando comentario.
La ambición de Fisher iguala su arrogancia, otra cualidad que lo atrajo al presidente, según dicen los observadores. El año pasado comparó la construcción tradicional de muros del gobierno con carretas de caballos. “Pero yo tengo un Lamborghini y habrá una carretera de concreto y podremos correr a 200 millas por hora, no a diez”, declaró en la revista Texas Monthly.
Mientras Cramer cabildeaba por la empresa, lo cual incluyó llevar a Fisher al informe de Trump sobre el estado de la nación en 2018, éste se embarcó en dos proyectos privados junto con We Build the Wall, cuyos directivos incluyen partidarios de línea dura en cuanto al tema de inmigración como el excongresista de Colorado Tom Tancredo, el exalguacil de Milwaukee David Clarke y el exsecretario de estado de Kansas, Kris Kobach.
El primero tuvo lugar en la zona montañosa de Sunland Park, Nuevo México, en las afueras de El Paso, donde para sorpresa de los residentes de la zona, prácticamente de la noche a la mañana apareció una valla de media milla cerca del Día de Conmemoración de los Caídos de 2019.
Los funcionarios de Sunland Park detuvieron provisionalmente el proyecto por carecer de los permisos de construcción adecuados, lo cual hizo que We Build the Wall lanzará una campaña para ejercer presión sobre funcionarios de la ciudad.
“Entonces, ¿los funcionarios de Sunland Park apoyan una frontera abierta para que entren esclavos sexuales y drogas ilícitas a sus comunidades?” comentó Kolfage en Twitter, y giró instrucciones para que sus seguidores “hicieran que las líneas telefónicas se pusieran al rojo vivo”.
Javier Perea, alcalde de Sunland Park, dijo haber recibido varias amenazas de muerte y miles de mensajes, algunos de ellos diciéndole que se cuidara las espaldas y que oponerse al muro equivalía a cometer traición. “Yo apoyaré las leyes para ese efecto”, decía un correo electrónico. “Yo acudiría a las ejecuciones”.
“Si hubieran seguido las reglas desde el principio, esto no habría creado tanto caos y controversia”, dijo Perea a ProPublica y The Texas Tribune. “Pero esa no era su intención, lo que pretendían era llamar la atención y recaudar fondos”. Eventualmente, la ciudad expidió los permisos y el muro sigue en pie.
Seis meses después, Fisher se desplazó 800 millas al este y, de la misma manera comenzó a construir en las riberas arenosas del Río Bravo.
El proyecto de $42 millones de dólares, incluyendo una contribución de $1.5 millones de We Build the Wall, no dio comienzo sin sus dificultades. Luego de que en diciembre Fisher empezará a despejar el camino para construir el muro, el gobierno federal y un refugio de fauna silvestre vecino demandaron a su empresa para frenar el proyecto.
El Centro Nacional de las Mariposas (National Butterfly Center) y la Comisión Internacional de Límites y Aguas (International Boundary and Water Commission, IBWC) presentaron una demanda contra Fisher Sand & Gravel Co. y sus subsidiarias para impedir que construyeran la valla hasta que presentaran un estudio detallado de ingeniería para determinar el impacto de esta en el flujo del Río Bravo y en las propiedades cercanas.
La comisión es un organismo binacional que regula la construcción en la planicie de inundación entre México y los Estados Unidos, ya que las estructuras pueden empeorar las inundaciones, alterar el curso del río y violar tratados internacionales sobre las aguas. En este lugar, la frontera internacional es una línea imaginaria en medio del río.
La comisión ya había tratado con Fisher en Nuevo México, donde también planteó su objeción cuando el equipo de este construyó en terrenos federales sin permiso. A su vez, Kolfage, veterano condecorado de la Guerra de Iraq, respondió con una campaña en las redes sociales insinuando que la IBWC y su comisionada Jayne Harkins, quien fue asignada por Trump, estaban permitiendo que los inmigrantes no autorizados entraran al país y estaban socavando la autoridad del presidente.
Ese patrón se repitió en Texas. Kolfage dirigió sus ataques al Centro Nacional de las Mariposas y al Rev. Roy Snipes, sacerdote de la iglesia La Lomita, un santuario icónico construido a lo largo del Río Bravo en 1899. Ambos critican el esfuerzo de los muros privados, y anteriormente habían convencido a los legisladores para que exentaran sus propiedades de futuros planes gubernamentales de construcción de muros.
Kolfage publicó tuits diciendo que “promovían el tráfico de menores” y que el centro de las mariposas era sede de un “comercio sexual descontrolado”.
Marianna Treviño-Wright, directora ejecutiva del centro, también recibió amenazas de muerte. Un iracundo usuario de Facebook le dijo: “Todos ustedes necesitan estar en la cárcel o ser ahorcados”.
Fue “impactante” recibir tanto odio, dijo Treviño-Wright, quien dice preocuparse por el efecto económico que esto pueda tener sobre el centro de fauna silvestre de 100 acres de extensión en el que se educa al público acerca de la biodiversidad, y que depende de subvenciones y donativos.
Frente al juez de distrito de los EE.UU. Randy Crane, la queja de la IBWC era que, en lugar de presentar los modelos hidráulicos detallados que se requerían, Fisher y su equipo habían entregado un documento de seis páginas con dibujos básicos, carentes de los detalles necesarios.
Los testimonios del tribunal muestran que, a pesar de las repetidas solicitudes de información adicional y las aserciones de que la construcción se detendría hasta que la sección estadounidense de la IBWC pudiera analizar el modelo y consultar con sus contrapartes mexicanas, Fisher Industries continuó excavando zanjas, desmontando y nivelando la ribera.
Fisher insistió que actuaba de buena fe y que se había reunido antes del proyecto con funcionarios de la IBWC, incluida Harkins, para mostrarles lo que planeaba hacer con sus constructores. La agencia, declaró, no había sonado ninguna alarma respecto al proyecto y le había informado que tenía una jurisdicción limitada sobre propiedad privada.
En enero, Crane dictaminó en favor de Fisher indicando que, aunque los estudios de ingeniería no se habían completado, los fiscales del gobierno tampoco habían demostrado que el proyecto iba a violar el tratado con México. También permitió que Fisher procediera con la construcción, pero la demanda continuó mientras la IBWC procesaba los modelos hidráulicos. Dos meses después, cuando la atención del país se concentró de lleno en el brote de COVID-19, Kolfage aclamó la conclusión de la valla con un video de gran producción.
Sin embargo, en marzo, el modelo de la IBWC encontró que la valla violaba el tratado al desviar demasiada agua en cierto punto de su longitud. No obstante, la comisión concluyó que, en general, los efectos del muro no eran tan severos y sólo recomendó pequeños cambios de diseño, como la instalación de una puerta.
Lawrence Dunbar, un ingeniero civil y ambiental que revisó el informe en nombre de ProPublica y The Texas Tribune, indicó que el modelo era en parte incorrecto porque utilizó medidas equivocadas para el ancho de los bolardos con el fin de mostrar un bloqueo menor. Añadió que la IBWC también debería haber iniciado el modelo a una distancia mayor río arriba de la valla para que este funcionara correctamente.
“Yo esperaría que la valla aumente el nivel del agua (durante un evento de inundación); la única pregunta sería en qué cantidad”, dijo Dunbar, quien cuenta con 30 años de experiencia en asuntos de inundación y drenaje, además de haber sido el hidrólogo en jefe del Cuerpo de Ingenieros del Ejército durante el desarrollo de varias planicies de inundación para FEMA.
“Estás colocando una obstrucción, una barrera, en medio de la planicie de inundación de un río importante que tiene un dique alejado de él”, dijo Dunbar, quien ha fungido como testigo experto en varias demandas estatales y federales, incluso ante el Tribunal Supremo de los EE. UU. “Es importante que lo hagan correctamente, y está claro que no lo hicieron correctamente”.
Sally Spener, portavoz de la IBWC, dijo que la comisión no podía comentar acerca de los detalles específicos del modelo en virtud de la demanda pendiente contra Fisher, pero indicó que sus ingenieros tienen “antecedentes y experiencia del más alto nivel”.
Los críticos dicen que la decisión de la comisión refleja el relajamiento de las medidas de supervisión de la agencia, que en años recientes ha permitido más modelos hidrológicos de fácil construcción, en parte en respuesta a la presión política.
“Siguen sabiendo que los Estados Unidos no pueden garantizar que la valla no afectará adversamente a México y que no afectará la frontera en caso de inundación”, dijo Stephen Mumm, profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Colorado, quien ha dedicado años a estudiar la diplomacia del agua entre México y los Estados Unidos.
Sin embargo, agregó, cada sección tiene que representar a su respectivo gobierno y responder ante su presidente.
En febrero, la Comisionada Harkins de la IBWC donó por primera vez un total de $500 dólares a la campaña de Trump y a un comité republicano de acción política, aun cuando la agencia estaba demandando a Fisher por no haber comprobado que su valla no violaría el tratado que ella supervisa. Según los expedientes de contribuciones a campañas federales, ninguno de sus tres predecesores hizo contribuciones similares durante el desempeño de su cargo. A través de una portavoz, Harkins indicó que la donación simplemente fue en respuesta a “una solicitud de rutina para hacer una contribución política”.
Aunque México se ha opuesto a los proyectos de muros fronterizos, lo ha hecho calladamente. Los funcionarios mexicanos se rehusaron a hacer comentarios para este reportaje, y remitieron todas las preguntas a la sección estadounidense de la comisión. Spener dijo que sus contrapartes mexicanos siguen evaluando el modelo hidráulico más reciente .
Pero indicó que les preocupa la posible obstrucción que podría resultar en un aumento del nivel del agua, y el hecho de que la valla podría desplomarse durante una inundación y ocasionar impactos río abajo.
Hay una razón por la cual ni el gobierno ni el sector privado han construido grandes estructuras tan cerca del río. Dada la dinámica fluvial, el tipo de terreno y la distancia, no es cuestión de si van a haber problemas, más bien es cuestión de cuándo, según los expertos.
ProPublica y The Texas Tribune consultaron a seis hidrólogos e ingenieros con experiencia en construcción de muros, construcción cerca de vías fluviales o familiaridad con el Río Bravo. Los expertos analizaron una combinación del análisis de seis páginas de Fisher Industries, un análisis hidráulico de 24 páginas realizado por la IBWC en marzo, una serie de fotografías de la valla, y detalles del proyecto extraídos de declaraciones hechas en el tribunal.
A diferencia de las vallas de bolardos que el gobierno construye con 6 a 7 pies de profundidad, el muro de Fisher tiene cimientos de aproximadamente 2.5 pies de profundidad, con 8 pies de ancho. Cuando el ingeniero del proyecto Greg Gentsch declaró en el tribunal, le restó importancia al efecto que tendría el viento en los cimientos poco profundos de la valla y dijo que confiaba en que el diseño de su base es adecuado para esta área.
“En mi opinión, ese fue el error más grande que cometieron”, dijo Joseph Jarvis, un ingeniero que trabajó en segmentos del muro fronterizo hace doce años. “Aunque se enfocaron en la velocidad del agua que atravesaría los bolardos, el mayor problema es el agua que corre en forma paralela (a la valla); eso es lo que erosionará el terreno que soporta los cimientos”.
Amy Patrick, ingeniera forense civil y estructural de Houston, y experta reconocida por los tribunales en materia de construcción de muros, dijo que le preocupa su estabilidad a largo plazo. “Están dependiendo de un cimiento muy poco profundo para prevenir un derribo, sin asegurarse de que la ribera del Río Bravo no se erosione al otro lado de la valla”, dijo Patrick, quien ha cuestionado la viabilidad de la ingeniería de los muros fronterizos en general a lo largo de la frontera sur.
El equipo de Fisher quitó toda la vegetación la ribera. Dijeron que habían vuelto a sembrar semilla, pero las fotografías aún muestran partes sin vegetación. La vegetación nativa es clave, dijo Adriana Martínez, profesora de la Universidad del Sur de Illinois en Edwardsville y geomorfóloga dedicada a estudiar el impacto de las barreras en su ciudad natal de Eagle Pass, Texas. Esto ayuda a retrasar la erosión y a minimizar la cantidad de sedimento que entra al río, lo cual puede afectar la calidad del agua. El Río Bravo suministra agua potable a más de 6 millones de personas.
Las soluciones para la erosión de la valla van desde llenar las áreas erosionadas y restablecer plenamente la vegetación con especies nativas, hasta instalar pilares por debajo de los cimientos, algunas más costosas que otras. También requerirá monitoreo y mantenimiento constantes, dijeron los expertos, ya que los escombros pueden obstruir la valla durante tormentas fuertes y empeorar así las inundaciones.
Spener, quien confirmó la erosión, indicó que la IBWC le advirtió a Fisher que la empresa debe monitorear la pendiente y reparar cualquier problema “de manera puntual”.
No ha quedado claro cuál es el plan de mantenimiento de Fisher. Ni la IBWC, ni Javier Peña, el abogado que representa al centro de la mariposa, ha recibido una copia, a pesar de haberla pedido desde abril.
Courtois, el abogado de la empresa, enfatizó que la valla y el camino adjunto se han desempeñado según el plan y que su estructura es sólida. También comentó que Fisher recientemente inspeccionó el sitio personalmente, y que atribuyó la erosión a la arena ligera de la superficie y a las secciones en las que “la vegetación aún no se ha afianzado completamente”.
Spener dijo que, en términos de dictar reparaciones o cambios en una estructura terminada, la autoridad de cumplimiento de la comisión se decidiría en la demanda que aún continúa.
El diputado demócrata de los EE. UU. para Texas Joaquín Castro, dijo que el muro construido con financiamiento privado es un proyecto vanidoso e ilegal que pone en peligro las propiedades y la seguridad de los terratenientes texanos. Instó a la IBWC y a los tribunales a que tomen en serio el problema de la erosión.
“Es evidente que ningún grado de ‘ajuste’ funcionará para el muro”, dijo Castro, vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. “Este ‘muro’ innecesario debe ser derribado”.
Los proyectos de Nuevo México y del sur de Texas probablemente son solo el comienzo para Fisher y We Build the Wall. Ambos han proclamado tener acuerdos con propietarios de cientos de millas de terrenos a orillas del río en Texas, en los que podrían quizás construir más muros como el de Mission. Kolfage declinó nombrar lugares específicos.
Ambos han dicho que esperan vender o donar los muros al gobierno estadounidense. Hasta ahora, el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE. UU. no ha aceptado hacerse cargo de la valla de Mission, aunque mencionaron que no les preocupa que el muro privado vaya interferir con sus propios esfuerzos en la región. Estos incluyen la construcción de un muro paralelo sobre unas 13 millas de dique recientemente reconstruido, aproximadamente una milla más arriba de la estructura de Fisher, como parte de un proyecto más grande de $300 millones de dólares.
Después de la construcción de la valla de Mission, el Departamento de Seguridad Nacional anunció en mayo que está dispuesto a permitir que empresas privadas propongan proyectos de vallas fronterizas. Kolfage dijo que el cambio es resultado directo de los proyectos de muros privados que “demuestran el poder de la iniciativa privada”.
De los 30 lugares que el gobierno ha identificado para posibles proyectos de muros privados, 23 se encuentran en Texas.
Otra audiencia en el caso contra Fisher esta programa para la siguiente semana, en dónde según Peña, el abogado para el centro de mariposas, dijo que iba a pedirle al juez que ordenara una inspección inmediata.
Otro tema que queda por resolverse es el problema de la desviación, donde la valla puede obstruir el flujo del río durante una inundación, en violación del tratado internacional. Spener dijo que solicitaron que Fisher proporcione un plan que indique en detalle cómo propone abordar el problema.
Por ahora, Fisher ha empacado su equipo de construcción y se ha trasladado de nuevo hacia el oeste, donde está levantando una valla de 30 pies a lo largo de la frontera sur de Arizona, a nombre del gobierno federal.
“Construyeron el muro y se fueron”, dijo Peña. “Obtuvieron sus donativos y su contrato del gobierno, y nos dejaron”.
Lexi Churchill contribuyó con este reportaje.
Traducción y corrección: Mati Vargas-Gibson y Mónica E. de León.
Clarification, July 2, 2020: This story was updated to specify how much We Build the Wall contributed to the $42 million project.
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